Crisis de valores: la lealtad.



Hoy estamos sumidos en una profunda crisis social y económica que nos afecta todos. La política y la diplomacia no dudan en aprovecharse de los valores, reconvirtiéndolos a su antojo, para conseguir sus fines. Poco importa el partido, el gobierno o las coaliciones que se inventan para acceder al poder, sino el conseguir sus metas sin importar el modo. Se dice que el pueblo, democraticamente, los elige… y así sucede. Pero son elegidos en base a programas que luego no se cumplen… entonces: ¿son realmente elegidos?
Existen dos esferas en nuestra sociedad: gobernantes y gobernados. Esto es así, y lo triste es que no cambiará. Porque a la esfera noble no pueden acceder los plebeyos. Los primeros nos han sumido con sus “tejemajes” en esta situación de crisis, de la pretenden sacarnos a través de “recortes” e “impuestos” siempre dirigidos a la clase baja.
Pero la crisis más importante es que todos, unos y otros, hemos o estamos perdiendo los valores. Los distintos valores están relacionados entre sí a ejemplo de la teoría oriental de los “Cinco Elementos”.
A modo de ejemplo, nos fijamos en la Lealtad.

La lealtad.

La lealtad se relaciona estrechamente con otras virtudes o valores como la amistad, el respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.
Se define como: “el cumplimiento de aquello que exigen las leyes de la fidelidad y el honor. Un hombre de bien debe ser leal a otras personas, a organizaciones (como por ejemplo, la empresa para la cual trabaja) y a su nación”.

Pero la lealtad es una virtud que desarrolla nuestra conciencia. Es un corresponder, una obligación que se tiene con los demás. Es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos. Implica un compromiso que va más hondo: es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profundo con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.
No es fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios. Y lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas. 
La lealtad es esencial en la amistad. Los conocidos se hacen amigos a través de la lealtad mutua. 
Se potencia por la energía que viene hacia nuestro cuerpo al cuidar nuestras actitudes y pensamientos. Ella desarrolla nuestra alma en conciencia, transformándonos en la creación más hermosa posible de un ser humano.
Pero, como en la teoría del Inn Yang, tiene su antónimo: la deslealtad o la traición. Estas se aprecian en: las críticas que se hacen de las personas, haciendo hincapié en sus defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que hacen su trabajo; o dejar una amistad por razones injustificadas y de poca trascendencia... etc., etc.
Si se coloca como valor fundamental el alcance de objetivos, se pierde el sentido de cooperación. La persona que participa en una actividad sólo por el éxito que se tiene, fácilmente abandona la empresa porque las cosas no salen bien o simplemente deja de obtener los beneficios a que estaba acostumbrado. Lo importante es vivir las virtudes por lo que representan, no por las personas que en algún momento dictan una norma.
Es preocupante y causa dolor que existan personas, que pretenden imponer su voluntad por encima de todo, para lograr unos fines sin reparar en la honestidad de los medios. Insultos, amenazas, calumnias..., son sus armas. Armas que poco dicen a favor de quien las utiliza. Alianzas pactadas en la sombra porque no se atreven a obrar a la luz del día. Aprovechar debilidades ajenas para lograr sus objetivos. Jugar descaradamente con lealtades.
Salgamos de esta crisis de valores, está en juego el sentido de la amistad y la fidelidad. Vayamos con la conciencia muy tranquila. Las ideas muy claras. Sepamos perfectamente lo que tenemos que hacer. Es posible y no ignoremos que pretenderán atacarnos. Se volverán contra nosotros. Pero tened en cuenta, que tenemos a nuestro favor que han olvidado totalmente contar con nuestra propia sensatez y voluntad de acción. Porque por mantener saludable una amistad, debemos enfrentarnos a quien sea. Hemos de tener unos principios más honestos, que la bajeza y ruindad de algunos no deben darnos miedo. Nosotros no debemos abandonar a quienes te han servido cuando las cosas se ponen feas... porque, en definitiva, somos leales.


Nota: el presente post, nace de un artículo más completo que me ha invitado a visitar un amigo. Podéis  completarlo en : http://www.proyectopv.org/1-verdad/lealtad.htm

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