Para meditar (1): la Creación.
Considera que solo hay tantos años que tú no estabas en el mundo y que tu ser era una verdadera nada. ¿Dónde estábamos en aquel tiempo? El mundo había durado ya tantos años y aun no había noticia de nosotros.
Se te ha sacado de la nada para darte el ser que
tienes sin tener necesidad de ti, sino por sola la Bondad.
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Considera el ser que se te ha dado, que es el primero
del mundo visible, capaz de vivir eternamente y de unirse perfectamente a su
destino.
Soy delante del Todo como una verdadera nada. ¿Cómo
se aconteció de mí para criarme? Estaba abismado en esa antigua nada, y lo
estaría también ahora sino se me hubiera sacado de ella: y ¿qué haría yo en esa
nada?
¡Cuan grande es mi deuda, que me fuisteis a buscar en
mi nada para hacerme lo que soy! ¿Qué podré yo hacer jamás que sea
correspondiente para dar gracias a la Bondad inmensa?
Más ¡ay de mí! Que en vez de buscar dar esas gracias,
me he revelado con mis desreglados afectos, separándome y alejándome de ti
Bondad, para abrazar lo de pecado, sin tener mas cuenta con dar honra a vuestra
Bondad, que si no fuerais mi hacedor.
Conoce, mi interior, ello es quién te ha hecho, que
tú no has podido hacerte a ti mismo, yo soy obra de vuestras manos. Ya de aquí
en adelante no me he de complacer en mí mismo, pues de mi propio caudal soy
nada. ¿De qué me glorío, polvo y ceniza? O por no decir: Nada, ¿de qué me
exalto?
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