CHIKARADA: Es la Fuerza



Cada practicante marcial tiene virtudes y debilidades individuales. Su técnica se ha desarrollado muchas veces como resultado de entrenar y practicar durante muchos años y se desarrolla para acomodar esas virtudes y debilidades. 

Es conocido que las fuerzas producen el movimiento, que una fuerza sencillamente tira o empuja. Sabemos de la existencia de la fuerza por los efectos que produce, ya que se traza de un concepto invisible. La misma biomecánica, con la que estudiamos cada una de las técnicas ejecutadas en nuestro Kihon, se define como la ciencia relacionada con las fuerzas internas y externas que actúan sobre el cuerpo humano y los resultados que ellas producen.
Las fuerzas internas son aquellas creadas en el interior de nuestro cuerpo, por ejemplo, la acción que se produce cuando los músculos tiran de los huesos. Las externas, como la gravedad o la fricción, por ejemplo, son aquellas que se producen en el exterior de nuestro cuerpo.
Al realizar una técnica determinada deben aunarse todas las articulaciones que en ella intervienen, y en cada una de esas articulaciones, se deben combinar las fuerzas: con ello conseguimos la máxima velocidad o aceleración del movimiento. Para la buena ejecución de una técnica, será necesario que cada articulación actúe en su correcto orden y efectuar cada movimiento en su justo momento. Para que se produzcan las fuerzas óptimas y movimientos continuos y fluidos, el movimiento de be comenzar con los grandes grupos musculares y esparcirse por los músculos más pequeños en el momento justo.
Todo parece formar parte de una cadena, pues el movimiento continuo y fluido produce la acumulación de fuerzas que se unen. La fuerza producida por una parte del cuerpo se aumenta con la fuerza de las subsiguientes articulaciones. Además, a mayor fuerza significa mayor aceleración. Cuanto más fuerza se ejerza, más aceleración habrá al salir para realizar la técnica. 
También entendemos como fuerza el grado de potencia, de determinación o concentración de la energía cuando aplicamos una técnica, como algo similar al Kime. En las artes marciales solemos entender como fuerza a lo que en física correspondería a potencia o trabajo, se trata de una familiarización generalizada bastante extendida.
Pero para que en aquella fuerza interior descrita, los músculos tiren de los huesos, han de producirse una serie de reacciones, impulsos y órdenes a nivel cerebral o mental. 
Chikara es un término que se traduce como fuerza, energía, poder. Chikara representa el conjunto de estas fuerzas descritas, a mayor decisión mental se generará una mayor acción muscular a la hora de realizar la técnica. Pero esta fuerza mental también debe servir para potenciar la perseverancia, el aguante, la resistencia y el espíritu de superación. En este sentido más espiritual, la fuerza se realiza sobre la debilidad, sobre aquello que debemos vencer. 
Muchas veces se ha comentado el significado del conocido símbolo del Yin-yang, donde se significan dos partes opuestas que se complementan, y que a su vez, en cada una de ellas existe una pequeña parte de la otra; cuando hablamos de debilidad generalmente lo hacemos en referencia a sus antónimos: fortaleza, vigor, robustez.  Pero pensemos que debilidad, puede hacer referencia a ciertas circunstancias que pueden formar parte de nuestras vidas en forma de limitaciones, impedimentos, lesiones, etc. Y que gracias a saber tomar este tipo de contrariedades con los que nos toca afrontar nuestro destino, tenemos esa base donde cimentar, donde realizar la fuerza, esa fuerza que día a día nos lleva a la superación del obstáculo. Seguro, que si en ese símbolo del Yin-yang imaginamos la fuerza y la debilidad como dos todos complementados, en cada uno de estos todos, también hallaríamos una pequeña parte de cada uno de ellos en el otro.

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