NŌRYOKU KAIHATSU HŌ. 能力開発法


En este apartado del Nanbudō se cubre la parte meditativa y filosófica del Nanbudō.  Pero de una forma inseparable y esencial, reúne además con el fin de dar plenitud a los dos también importantes apartados que son “Bu… to Ki Dō Hō, 武…と氣導法”. 

Estos tres aparatados forman un “Sanni Ittai” teórico-práctico de nuestra escuela: no pueden ir por separado, los tres forman ese componente de finalidad hacia el “DŌ o Mukyoku道, 無極”, meta que exige que el Nanbudō se comporte y se establezca como esa “Gran Unidad” (Daiichi o Taikyoku 大一, 太極).

Este amplio capítulo, del que poco se habla, nos lleva hacia una mayor percepción y comprensión de nosotros mismos y de la naturaleza, contiene actividades que sirven para el desarrollo de las capacidades intelectuales, sociales, espirituales, etc. En “Nōryoku kaihatsu hō”, se conjugan en un hábitat idóneo los dos grandes tipos de meditación: la meditación externa y la meditación interna en un bonito entorno denominado “Seikōzahō” (静功座法); Nōryoku, también aglutina prácticas o ejercicios como son las dos formas de “Sho to Dai Shu Ten” (小と大周天), el “Nanbudō nanatsu no chikara” (南武道七つの力), los “Nanbu ki undō” (南部気運動), y otros. Y recoge además todos los principios culturales, conceptuales o filosóficos que hacen del Nanbudō un arte marcial y un arte de vida. Por último, da cabida a todo lo relacionado con las normas de cortesía de cara al “Kyōsei” (共生) interno de nuestra escuela y que supone un apoyo personal al desarrollo de la persona en el arte y en la vida.

  • 能力 Nōryoku: Habilidad. Capacidad, la capacidad, la facultad.
  • 開発 Kaihatsu: Sustantivo: el desarrollo o la explotación de los recursos naturales, el desarrollo o el cultivo del talento o la capacidad. 
  • 法 Hō: Sustantivo: hiraganaほう: principio, ley. Método, etiqueta. En el Budismo se entiende como: Dharma. Gramaticalmente como: Estado de ánimo.
  • 能力開発法 Nōryoku kaihatsu hō, literalmente sería como el “Método para el desarrollo, cultivo y explotación de las capacidades, habilidades y facultades de la persona”. Se puede añadir que tiene la finalidad de formalizar la práctica del Nanbudō en conjunto sin que medie la posibilidad de producirse desequilibrios a los niveles corpóreo, mentales o espirituales, en otras palabras: evitar una descompensación en el “Sanni ittai”. 


Nōryoku kaihatsu hō, como vemos, juega un papel mucho más esencial de lo que pensamos. Lo tenemos en el Nanbudō… ahí…  un poco “dejado” en mi opinión, pero debemos reflexionar que es el verdadero nexo, la verdadera fuerza que mantiene y hace que el Nanbudō sea “un todo”… “大一Dai ichi”.  Esta unidad nos da una idea del volumen y de la dimensión cosmológica y espiritual del Nanbudō. Estamos de acuerdo que todos poseemos energías que queremos desarrollar, para un mejor aprovechamiento de ellas que nos auto beneficie y favorezca a su vez a la sociedad que nos rodea. Convencimiento y voluntad: debemos encontrar la forma de disponer una actitud mental positiva en todo momento. Y este método, este modelo de práctica reúne todos los componentes para hacer todo esto posible… están ahí… sólo hay que tomarlos.

El universo controla todos los elementos estrictamente bajo sus propias reglas, podemos beneficiarnos siguiendo ese orden armoniosamente como indica el método, a fin de no perdernos. Es conocido que no somos muy expertos en adaptarnos a las circunstancias, tenemos dificultades para controlar nuestro sistema nervioso, nuestros pensamientos y los problemas propios y de la vida en general… pero sí en cambio, disponemos de las necesarias herramientas para remediar o al menos paliar todo esto.

Nos enseña a desarrollar la intuición física, y esto es importante, ya que a diferencia del instinto que es inconsciente, nos permite tener más claramente el presentimiento del peligro que hay atendiendo con mayor intensidad y celeridad los indicios sensoriales. Y esto revierte hacia una mejor comodidad material y paz moral. La persona debe estar en armonía constante con el mundo, Nanbudō es un buen creador de energía. Y es que, a través de nuestro cuerpo, vivimos y transformamos las percepciones de esa armonía, por eso el Nanbudō por medio del Nōryoku kaihatsu hō, nos aporta un conocimiento de la vida que nos permite ser conscientes tanto de la mente (mente y espíritu) como del cuerpo.  

La meditación se remonta a los albores de la humanidad; su análisis de la naturaleza esencial de los mundos internos y externos suponen ya prerrogativa de las tradiciones orientales más antiguas. Pero fijémonos bien, hasta en esto se coincide, junto con nuestra práctica global del Nandudō que, la meditación no solamente es una actividad empírica sino también teórica.  

La práctica regular de la meditación activa o externa (“Seikō”, 静功; que también puede ser denominada como karma yoga, recta acción o Dharma) se basa en reaccionar continuamente al presente, permitiendo que los sentidos intervengan en dicho proceso, esto es algo que parece que hacemos a diario, pero no es así, porque asociamos a la reacción cotidiana constantemente elementos que no son parte de esta. Solemos estar sobre 18 horas al día, todos los días, reaccionando ante el mundo externo. Sin embargo, nuestra destreza de reacción no suele asociarse casi nunca al presente. Por ello, y ante la creencia de que siempre estamos en el presente por el simple hecho de reconocer un objeto o categorizar un evento.
Los distintos ejercicios, técnicas o prácticas que desde el Seikō o el Nōryuku pueden llevarnos a distintas formas de la conocimiento de la meditación activa o externa, y esto constituye un apoyo efectivo para preparar la intuición. Nos acerca, una vez más, encontramos con que el cuerpo, el espíritu y el universo; “Seikō”, es la simbiosis, forma un todo completo. Después de preparar nuestra mente, aprendemos a manipular y disciplinar a voluntad, nuestra vitalidad (Ki Dai). Pero va un poco más allá, porque todo este tipo de meditación nos deja a las puertas de la meditación interna, que no debería separarse su práctica y teoría del trabajo y conocimiento de la externa.


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