CHŪKAI, 中魁: “CRESTA DE LA OLA”: MI ADIÓS AL NANBUDO Y KARATE ACTIVOS.
Cuando en aquel domingo 28 de febrero subí el post “Chukai” en Koryubudo, ya sentí unas emociones: este artículo era más íntimo de sentimiento que otros escritos anteriormente.
Se trata de un extenso artículo que reúne las distintas acepciones y de uso del término “Chukai”… ahora lo más relevante es quizás lo menos meritorio… su literalidad: Cresta de la Ola. ¡Lejos llega la filosofía del Tao o Do.
Durante mi vida de “practicante marcial” nunca he sobresalido por méritos: ni técnicos, ni habilidosos, ni “na de na”. Pero aun así, he vivido una larga experiencia disfrutando y aprendiendo con el kimono como “mono de trabajo”. Siempre, desde el principio tuve que compaginar mis prácticas marciales con el hándicap de la enfermedad degenerativa ósea.
Hube de abandonar durante tiempos la práctica activa, que no mental ni espiritual… dedicarme a una nueva vida familiar y social. Y creedme, para quien ama las artes marciales como me sucedía a mí, y ve que sus limitaciones impiden a uno, y ve… que sus otros compañeros avanzaban felices y ajenos, y ve… que quedas irremediablemente impedido… esto resulta muy terrible de digerir. Llegar a los estados depresivos es un hecho… y lo pude comprobar.
Curiosamente, del fondo de aquella Chukei de los 2000, fue el Karate en primer lugar quien acudió en mi ayuda. Ayudado y asesorado por los médicos que entonces me dirigían y una práctica serena y controlada fueron los primeros síntomas de “volver a vivir”. Luego un par de años después el Nanbudo, a través de Doshu Nanbu, me recogió de nuevo para esta familia en la que tan feliz me encuentro.
Nunca desde mi retorno al Karate y al Nanbudo he podido ejercitarme más allá de un 30 a un 35 o poco más por ciento en cuanto a las evoluciones técnicas y tácticas de trabajo: por cuidado primero y precaución después. Pero en mente y espíritu siempre he intentado el trabajo desde la constancia y perseverancia que la enfermedad permitía… y tratando de aportar una chispa de humor y alegría… ¡que son dos días lo que se vive…!
Pero llega un momento, que esos continuos ciclos infinitos del “Chukai o Yin Yang” (en este momento sinónimos) ejercen en el espacio, marcan unas pautas a las que necesariamente hay que prestar especial atención.
Hoy, esta mañanita iluminada por un sol especial, abandonado al Seikozaho frente a mi árbol favorito desde mi terraza, meditando externamente en este entorno, aplicando todos los sentidos… he percibido muy, muy claramente el “Tenchô y el Amesoko”… el “Nami no san y el Nami no tani”.
La Cresta de la Ola… la cresta de la ola. Los dos últimos meses la enfermedad se sitúa en Tenchô y por lo tanto ya no queda más que aceptar el Amesoko. Hoy, en este momento, es cuando… apacible, serena y muy motivadamente tomo la decisión de la finalización activa de la práctica marcial en lo referente al Karate y al Nanbudo. Sencillamente ya no puedo más, las últimas lumbociáticas que hasta me impiden el andar correctamente durante estos dos meses pasados, las nuevas valoraciones a las que estoy nuevamente siendo sometido y que parece que ya va a tocar visitar el “quirófano”, pues me hacen tomar esta decisión.
Ahora la perspectiva va a ser más energética o interna, más Yin. Y sobre todo esto no me va a impedir seguir aprendiendo de las artes marciales y de sus conceptos. Siempre he sido un “aprendedor”, nada más… y así voy a seguir haciéndolo. Toca ahora entrenar la mente y espíritu con un poco más, si cabe, de intención.
Deseo agradecer a todas las personas me han dado y me dan su afecto y cariño y que siempre ha sido o procurado ser correspondido por mí. Continúo estando aquí, no voy a ninguna parte… pero la práctica activa finalizó. Esto sucede, pensando detenidamente… tratando de hacer memoria… recordando… que a lo largo de los años practicando he procurado no faltar al respeto y muchísimo menos insultar a nadie. Si esto no ha sido así, lo siento pero no me he dado cuenta y pido perdón.
Por lo demás… estáis todos dentro de mi corazón.
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