SANKŪKAI NO SANI ITTAI.NIBANME. 三空会の三位一体。二番目.


三要素二番目:: 太陽「日」、月「げつ」、地. 宇宙の調和.
SAN’YŌSO NIBANME: TAIYŌ (HI), TSUKI (GETSU), CHI. UCHŪ NO CHŌWA.
SEGUNDA TRIADA: SOL, LUNA, TIERA. LA ARMONÍA DEL UNIVERSO.
Bajo la perspectiva simbológica de “Sol, Luna, Tierra” se desarrolla otra tríada que en realidad no es sino la encarnación anterior de “Espíritu, Mente, Cuerpo”, solo que digamos de una forma más material y tomando como referencia a los astros que nos albergan.

La interacción de “cuerpo, mente y espíritu” podemos interpretarla de forma más práctica o visual con la interacción que supone los movimientos de la traslación de la Luna con la Tierra; los movimientos de rotación, precesión y nutación de la Tierra; y los de traslación en conjunto de la Tierra y la Luna en torno al Sol.
Todos esos movimientos se coordinan y suceden con una disposición y precisión tales que permiten el desarrollo de la vida en nuestro planeta. 
Estos tres elementos: Sol, Luna y Tierra, se hallan siempre interactuando armónicamente entre sí, no se chocan ni se estorban, no se encuentran, no colisionan creando caos, al contrario, armonizan… como decía el Maestro, en su danza cósmica.
Sobre este significado también se hacía hincapié en que la idea de la Escuela era la de establecer esa danza, esa relación cósmica, ese interactuar entre los dos contendientes o compañeros, fundamentalmente tenemos el ejemplo en los “Randori no kata”.

血脈は日月に似たり, 
Kechimyaku wa jitsugetsu ni nitari.
“El sentido de la circulación sanguínea del cuerpo 
imita el ciclo del Sol y de la Luna”.

En principio, los dos círculos rojos representan a la Tierra y a la Luna, siendo el color blanco el que debiera corresponder al Sol (blanco sería la luz o Yang; y el rojo representaría a la oscuridad (negro) o Yin). Pero a fin de conseguir una homogeneidad en el emblema, donde ahora lo importante no es el color, sino la disposición, se dice que el círculo rojo exterior representa al Sol como lo exterior o Yang; el blanco a la Luna, como lo interior o Yin; y el rojo interior a la Tierra, igualmente Yin
Mente y cuerpo, Luna y Tierra, ambos Yin, forman una unidad. No pueden ser separados pues conviven juntos: lo físico y lo mental conforman el cuerpo. Teoría-conocimiento y práctica-técnica van unidos, no existe el progreso si actúan por separado. Y ambos entes o símbolos, Luna y Tierra, coexisten en torno al Sol circundándolo, estableciendo una reciprocidad de influencias o radiaciones y formando un todo: el gran círculo del Sankūdō.

Se estima que la energía celeste procede del Sol (y se considera de polo positivo) y que la energía terrestre, por tanto, procede de la Luna (aunque la Tierra también representa por si misma al Yin y es considerada de polo negativo).
Podemos observar que los círculos están en perspectiva indicando que sus tamaños son aparentes. Porque dos de ellos, hacen referencia precisamente al Yin y al Yang y, Yin y Yang deben ser iguales en tamaño a la hora de su representación. Estos dos círculos convergen en un punto tangencial obteniendo la apariencia de poseer dos puntas, que desde su nacimiento en  la “nada” van creciendo hacia su máxima anchura en su parte central… Esas dos tendencias de crecimiento nos indican que Yin y Yang están equilibrados y al tiempo, con esa perspectiva, nos dan la idea del movimiento y velocidad. Un primer significado ya es patente: el universo se mueve, crece, y lo hace a una determinada velocidad, el equilibrio que aportan el Yin y el Yang en este desplazarse, hace que la energía producida esté  a la vez equilibrada lo cual mantiene un estatus de paz en el Universo.

Nada se deja al azar en el escudo Sankūkai. En el escudo vemos que todo esto se representa por tres círculos no concéntricos en una alineación inclinada 45º hacia la izquierda (debido a la cuestión técnica del Tenshin como característica principal del estilo), y esto también coincide con el movimiento de precesión de la Tierra, donde podemos apreciar una inclinación de 23,5º del eje polar terrestre conforme del polo de la eclíptica.

En la simbología taoísta, los denominados “10.000 Seres” hace referencia no sólo al hombre y la mujer, sino a todo lo creado o nacido como resultado de la unión entre Yin y Yang actuando como complementarios, por lo tanto, también puede denominarse como “Cuerpo” y heredan las propiedades de ellos, por lo que todo está siempre en continua evolución.

El “Sol o Cielo” en enteramente Yang y la Tierra es enteramente Yin, lo que equivale a decir, que la “Esencia” es acto puro y que la “Substancia” es potencia pura; pero solo ellos lo son así en el estado puro, en tanto que son los dos polos de la manifestación universal; y, en todas las cosas manifestadas, el yang no está nunca sin el yin ni el yin sin el yang, puesto que su naturaleza participa a la vez del Cielo y de la Tierra.

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