NOSTALGIE: TACHIKATA.
Tachikata (también llamada Dachikata, Tachigata o Dachigata) son unas kata destinadas al trabajo de las posiciones, a su identificación y aprendizaje.
Antaño, en muchos Dojo suponía una práctica regular, casi ritual, que se realizaba después del saludo inicial y antes del saludo final de cada sesión.
Existían varios modelos a realizar con el fin del aprendizaje de todas las posiciones del estilo, y para que su realización no resultara demasiado extensa. Los modelos de las imágenes, son orientativos, pero esos eran algunos de los más frecuentemente utilizados.
Recuerdo haberlo realizado innumerables en mis inicios en Shukokai y después en Sankukai y Shito Ryu durante el final de la década de 70 y principio de los 80. Durante los inicios en el Nanbudo, tras el Nanbu Taiso, también se realizaban estas prácticas... luego paulatinamente se fueron dejando de hacer.
En ocasiones, al llegar a alguna de las posiciones “fundamentales” o “científicas”, como prefieren llamar algunos, el Tachikata se detenía en ellas para realizar, por ejemplo, series de “choku-tsuki” en “shiko-dachi”, “gyaku-tsuki” alternado con “gedan barai” en “zenkutsu-dachi”, “shuto-uchi” o “shuto-uke” en “neko-ashi-dachi”, etc. En Nanbudo, era muy usual realizar “Nanbu tsuki”, “Nanbu chudan ura tsuki” o “furiage” bien en “shizen-dachi”, o bien en “shiko-dachi” o también combinar “gyaku Nanbu chudan tsuki” con “jun Nanbu chudan tsuki” en “zenkutsu-dachi”.
Los nombres, en japonés, de estas posiciones que aparecen en las imágenes, corresponden a los que se utilizaban en el Nanbudo en sus comienzos. La mayoría se corresponde con los usados hoy en la mayoría de los estilos marciales. En otros, el nombre normalmente usados en otras disciplinas aparecen entre paréntesis). Pero quizás sea necesaria alguna aclaración.
Por ejemplo, decir que por “Yoi dachi” se entendía como una posición propia para antes de iniciar algún tipo de acción o ejercicio, como un estado de alerta. Pies paralelos con las puntas remetidas un poco (15º) hacia el interior, la distancia entre ellos era una anchura de las caderas o quizás un poquito más. Los brazos caían rectos, con las manos abiertas justo por debajo del nudo del cinturón.
Que la posición de “Naihanchi o Naifanchi-dachi” se corresponde más a un “Hachiji-dachi” con mayor separación entre los pies, a un “Yoi dachi” o a un “shizen-heiko-dachi” con los pies un poco remetidos al interior.
Que desde la posición de “zenkutsu-dachi”, se giraban las caderas en el sitio para efectuar la posición de “kokutsu-dachi”.
En cuanto a la imagen del “Tachikata-2” es uno de los varios ejemplos en donde se buscaba el estudio de una forma para mostrar como se llega a una posición a trabajar, en este caso “zenkutsu-dachi”, para ver las posiciones parecidas intermedias y, desde ella, conectar con otras.
Aquí podemos observar como se diferencian el “Hangetsu-dachi” del “Fudo-dachi” en cuanto a la forma. Mientras la primera sería similar a un “Sanchin-dachi” con mayor separación de los pies, la segunda, sería similar a un “Shizen-heiko-dachi” con el eje de los pies girado unos 45º conforme el eje de las caderas.
Los distintos “Tachikata” se realizaban en doble sentido, partiendo de “Heisoku-dachi” para al llegar al final de todas las posiciones planteadas, volver en el mismo orden, pero invertido hacia el inicio, hacia el “Heisoku-dachi” de nuevo.
El motivo de este “post” y de su título es: de nostalgia. Entre mis antiguos apuntes que datan de los 80, encontré esta anécdota:
Durante una de mis clases de Karate, sobre el 83… creo, un viernes cuando normalmente se trabajaba Randori/kumite y combate de competición, el profesor decidió el inicio de la sesión con unos de aquellos “Tachikata”. Como no vio convencimiento en nosotros al realizarlo, el kata fue repitiéndose una y otra vez.
Apreciando esa desavenencia sobre todo en los cintos negros, su enfado fue en aumento. Hasta que en un momento decidió parar la clase y se dirigió a los más altos grados en estos términos:
“¿Alguién de vosotros podría decir que conclusiones ha obtenido con la realización del Tachikata? ¿Que didáctica nos muestra? Tú… ¿Qué entiendes por kime? Tú… ¿Qué es el Kiai y… cómo lo sientes? ¿Alguien puede decirme algo acerca del Zanshin? Y… ¿Qué hay acerca de la aptitud y actitud?...”
Todo fue un tenso silencio.
“Muchos de los términos —continuó— usados en el Karate o en las artes marciales se denominan en japonés, sobre todo las posiciones porque no se utilizan términos en nuestro idioma para ellas. Los Tachikata sirven para los que empiezan se familiaricen con ellos: aprendan esos nombres y esas posiciones tan básicas en si mismas. Hasta cinto verde se les pide que las identifiquen, las distingan y aprendan a pasar de unas a otras… sus transiciones. No les pido más.
Cuando llegamos a alguna de las posiciones fundamentales, se practican en ellas algunas de las técnicas que forman parte del Kihon de base, puede servir de “calentamiento” yendo de menor a mayor énfasis al realizarlas… y sirven de aprendizaje y perfeccionamiento técnico. Llegados aquí, ya los cinturones verdes, azules… marrones, tienen nuevas perspectivas para aprender cuestiones algo más profundas como: reparto del peso corporal, colocación del centro de gravedad o del Hara, contracción al finalizar la posición y descontracción en el avance a la siguiente… y coordinación con la técnica que pueda ejecutarse desde alguna de ellas o en todas si así se propone en ese momento. La coordinación en la biomecánica de cada técnica finalizando con esa contracción muscular en el último instante, a de coincidir con la finalización de la posición, con el momento final en el recorrido de las caderas… y con el mandar toda la energía interna… el Ki, desde el Hara hasta el puño, mano o pié… la imaginación en esto forma un papel esencial aquí… el sentimiento, y por último la espiración, el vaciado total del aire desde abajo, desde el Hara y la acción del diafragma: el Kiai. Todo, todo esto ha de coincidir en el momento final, del impacto imaginario o sobre el makiwara o sobre el compañero y… por supuesto el control. Entonces estamos hablando de Kime…”
Tras unos momentos de silencio, unos instantes que parece dejar para la reflexión, dirigiéndose a los cintos negros… prosigue:
“Y bueno, vosotros que ya sois cintos negros… ¿creéis acaso que ya lo habéis aprendido todo… que ya sólo os queda los kata superiores que todavía no conocéis por aprender… y ya está todo dicho o visto?
Mirad, en una reciente encuesta de la Federación Española entre las Regionales y clubs, el mayor número de abandonos en el Karate se produce en los grados de verde y durante los dos años siguientes a la obtención del cinturón negro. ¿Por qué?
No hace falta una encuesta para que un profesor sepa que entre los kyus el grado de verde es un poco conflictivo para el practicante a nivel individual… puede ser una etapa crítica, pues es el momento en que a ese alumno se le empieza a exigir un mayor grado de concentración y de exigencia en cada una de las técnicas que hasta ahora ha ido aprendiendo relajadamente… y si no se tiene especial cuidado en cada caso, puede producir en él cierta frustración o incluso impotencia de cara a realizar más correctamente ciertas técnicas… el profesor debe estar muy atento en esta fase.
El otro momento importante, de cara al abandono, es cuando al conseguir el cinto negro y durante los dos siguientes años, no encuentra nuevos estímulos de cara al descubrimiento o al progreso. Es cuando piensa que ya conoce todas las técnicas del Kihon… que ya no hay nada más aparte de unos nuevos kata por aprender.
Este error no es exclusivo del alumno, el profesor debe ver esto, leer entre líneas la situación, y mostrarle que en su andar hasta ahora no ha sido sino prepararse, alcanzar una base mínima a partir de la cual comienza el verdadero aprendizaje: el desaprender. Desaprender no es olvidar lo aprendido. Desaprender es valerse de lo que hasta ahora ha aprendido para a partir de ahí… empezar verdaderamente a aprender, a conocer, a investigar… es cuando surge en el estudiante los verdaderos interrogantes y el saber qué y cuando preguntar.
Un cinto negro recién nacido debe buscar ya su propio camino, hasta ahora se le ha guiado. Y se le continuará guiando, naturalmente, pero él debe empezar su propia búsqueda paralela, su propia realización, debe introducirse en los campos de la interiorización y de la comprensión y… seguir buscando, profundizando. El profesor, el maestro sigue ahí… pero ahora su papel es más de guía que de enseñante…
Os he hecho antes ciertas preguntas directas, algunos términos como Kime o Kiai o Zanshin, ya en los grados Kyu se ha ido machacando y machacando en ello… al llegar al negro, ya casi conocéis todas las técnicas del Kihon de base y, también se os ha inculcado que el progreso en ellas está en el trabajo y la constancia.
Pero hay más… mucho más: el karateka siempre estará aprendiendo, si esto no es así es que… no ha aprendido nada, anda perdido… abandonará pronto.
Tomemos ahora por ejemplo el Kiai. Se define como: Ki = energía interna, y Ai = unión… lo cual significa ser un grito energético. Hay muchas interpretaciones al respecto: grito agudo exhalado al realizar un ataque, realizado para amedrentar al atacante, para la autoconfianza o para “marcar” un ataque, para denotar el espíritu de lucha… todo esto está muy bien de conocer, pero si no se toma con conciencia… sólo serán meras definiciones.
La mayoría de vosotros, o yo mismo, usamos palabras como “kiai”, “hiayah”, “ahhh”, “ehhh”, etc., la realidad es que no hay un sonido propio, los japoneses suelen usar sílabas que comienzan por vocal… cada uno debe elegir el que en ese momento sienta. Pero debe describir un espíritu de lucha. Y lo verdaderamente importante es que ese grito debe comenzar en el diafragma, en el Hara… nunca jamás en la garganta.
Más del 90% de vosotros, siendo generoso, durante la media hora que llevamos practicando habéis hecho kiais gargantosos. Tenéis ejemplos comunes en la vida cotidiana de kiai… no tenéis que buscar en enciclopedias complicadas para entenderlo: cuando unos obreros se disponen a alzar, por ejemplo, un rail de la vía del tren, todos los cogen, cuentan 1, 2… y al 3… suena un “Aaaggg” simultáneo, el raíl es elevado incluso hasta con facilidad. O cuando estáis en el estadio y vuestro equipo marca un tanto… dices “gooool” estas dos formas son “kiai” nacen espontáneos, de dentro, salen de Hara.
Si el “kiai” es gargantoso, se produce una contracción en el cuello, que puede llegar incluso a los músculos de la parte alta del pecho, espalda y hombros y, al producirse instantes antes del impacto de la técnica… entonces resulta que ya no hay la relajación o distensión muscular total antes del impacto. El Kime requiere que la contracción muscular sea en el momento preciso en que se alcanza el blanco. También la exhalación total del aire y de la energía interna que ha de ser en ese último instante ya se ha iniciado antes… Entonces el Kime no es el adecuado, si me apuráis, no hay Kime… estaremos dando un “manotazo” o un “patadón” en lugar de una técnica correcta.
Otro fallo generalizado con el “kiai” es que lo realizáis antes o después de la técnica… esto es lo mismo que antes pero más grave. Hay mucho trabajo aquí para perfeccionar la coordinación correcta.
Ahora, nos vamos a quitar los cinturones y dejarlos en el suelo para trabajar con humildad… y vamos a pasar a realizar “Ji’in” que es un kata de base en cuanto al kihon, con giros y desplazamientos que se realizan desde posiciones fundamentales amplias en el espacio de asentamiento. Aquí es muy importante la coordinación final de técnica y posición: si la técnica se adelanta al asentamiento de la posición, a buen seguro perderéis el “enbusen”, el asentamiento correcto de los pies, al menos en el adelantado no será total y entonces la línea rodilla-pie no será correcta y fácilmente se produce el odiado “tembleque” de la pierna; si la técnica sufre un retraso su direccionalidad quedará fuera del blanco y es común entonces la inclinación del tronco hacia ella. Pensad durante la ejecución en todo esto… aplicadlo. Y llegados aquí otra cuestión importante: la mirada.
¿Qué diferencia apreciaríais entre Chakugan y Metsuke?
El Chakugan en el kata precisa ir sintiendo correctamente su bunkai mientras se ejecuta. Chakugan es mirada, en el sentido de la direccionalidad… ¿desde donde se produce el siguiente ataque? Debemos realizar esa mirada instantes antes de ejecutar la técnica que corresponda… “ver” por donde viene el oponente.
Pero ¿ y Metsuke? ¿qué es Metsuke? Metsuke igualmente se traduce por mirada, pero en un sentido de expresividad. En el Kata los oponentes no son reales, hemos de ir imaginándolos paso a paso, de acción en acción. Puede ser por esto, que los enemigos no son reales, que al ejecutar el kata nos olvidemos del sentido de la distancia y de la visualización permanente de ellos, del significado de la técnica que estamos ejecutando e incluso de la concentración y sentimiento. Debemos pues estar atentos durante todo el kata… antes, durante y después de cada acción y mostrar ese sentimiento con la expresión de la mirada. Existen variadas formas de Metsuke… iremos profundizando en cada una de ellas conforme avanzamos en este caminar. Ahora nos interesa el coordinar el Metsuke con el Chakugan: expresión y dirección de la mirada. Esto junto con una Kokyu adecuada, la Saho o etiqueta adecuada, el Zanshin o sensación de terminación correcta, la Kihaku o vivencia, el Hyoen o la demostración técnica, el Hyoshi o ritmo, el enbusen o la línea de ejecución, el kime… esto, todo esto es lo que hay que tener presente cuando se realiza un kata. Si todo esto se va trabajando y perfeccionando en cada nivel estaremos en el camino de realizar un buen kata.
Mirad un kata ha de durar el tiempo necesario de realizar todo esto técnica a técnica, cada uno dentro de sus posibilidades… constantemente veo kata que se realizan a velocidades increíbles, incluso cuando marco el “tempus” para que todos lo realicen al unísono y mientras los noveles lo aprenden, otros memorizan y otros… puedan ir acostumbrándose a vivirlos, aplicarlos y sentirlos… a esas velocidades, lo único que están haciendo es no sólo perder el tiempo, están haciéndolo perder a todos los demás… no han comprendido nada de nada…
Hoy los programas de las distintas escuelas son mucho más amplios que antaño y por el contrario hay menos espacio de tiempo para practicar y enseñarlos. Además está la eterna simbiosis de la competición que, si bien es la base de la demanda juvenil que de alguna manera mantiene los distintos Dojo, necesita que ese poco espacio de tiempo disponible para la práctica se deba reducir en pro de técnicas y estrategias propias de la competición. La competición tiene una vida corta y dura para el practicante, sus logros, medallas, ser campeón y hasta los Danes, que ha veces se dan hasta por resultados competitivos, no son nada… absolutamente nada. Los títulos, condecoraciones y trofeos o se marchitan ahí puestos en la pared o se arrugan en los álbumes… en el próximo torneo, saldrá un nuevo campeón y el anterior irá pasando al olvido. En lo tradicional, si vas guardando todo esto que se os muestra y perseveráis en ello… eso es lo importante, eso es el camino, el Do. Ir cumpliendo con un programa sin profundizar y sólo con la meta de esperar en el tiempo justo para acceder a un nuevo Dan… ¿de que sirve? ¿para que vale? Sólo para alimentar un ego que, en el momento os reconforta… y que para mantenerlo debe recurrirse a la publicación constante del curriculum… ¿?
Buscar… buscar, cintos negros… buscad, profundizar y vivid el arte marcial en esencia…
Como dijo un señor hace ya 2000 años: … el que quiera oír que oiga…”
Aunque esta anécdota sucedió hace ya treinta y tantos años, el hallarla me ha producido mucha nostalgia. Es como si el tiempo se hubiese detenido entonces, pues hoy, para mí al menos, estas enseñanzas siguen estando en vigor y continúan siendo cada día más necesarias. El trabajo, la perseverancia son muy importantes a la hora de practicar un arte marcial, de sentirlo y de vivirlo y siempre, siempre desde la humildad… desde el silencio y, si es necesario desde el anonimato.
Porque lo verdaderamente importante en la vida de una persona es estar en paz, al menos consigo mismo. Espero de corazón que está nostalgia apasionada sirva de reforzamiento personal.
Hay esperanza… el arte marcial, es arte de salud… de vida. Perseveremos, continuemos trabajando con humildad: ÁNIMO… DESPERTAD!!!
Carmelo Marco.
山苑 Yamasono
新Nanbudo Huesca
Dojo Shizen Ryu.
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