TEN NO KI UNDO


天の気運動
El Cielo. 
(Ejercicio o movimiento de la energía del cielo)


1. Situación:
El Nanbudo se comprende fundamentalmente de una parte de arte marcial (Bu do hô), otra del arte que vela por la salud y el bienestar físico, mental y energético (Ki do hô) y una tercera donde se estudia y practica la filosofía del Nanbudo (Noryoku Kaihatsu Hô).
Dentro de este segundo apartado, el Ki do hô,  existen una serie de prácticas encaminadas a lograr esos objetivos de captación, circulación y desarrollo de la energía. Existen cuatro grandes grupos de ejercicios energéticos: Ki Nanbu taiso, Nanbu tenchi undo, Nanbu shizen no ki undo y Nanbu keiraku taiso.
El Ki do hô desarrolla las capacidades superiores a través de las acciones indicadas las cuales permiten trabajar sobre la energía del practicante. 

Nuestro organismo coexiste y se mueve por energía y se halla influenciado por campos energéticos de los cuales se aprovecha en el propio beneficio. Consciente o inconscientemente, todo se compone de energía; el aire, el agua, los alimentos, etc., son imprescindibles y en ese orden y, además son los medios por los que la energía penetra en nuestro cuerpo. Pero está energía también es aportada por el lugar que ocupamos: la tierra, el sol y el universo son como grandes “imanes” cuyas radiaciones y magnetismos nos afectan y condicionan. La mente, la imaginación, juega además un papel importante en el proceso puesto que hace que seamos más conscientes de la captación de la energía aumentando su riqueza y beneficio.
La tabla o ejercicio de Ten no ki undo se sitúa dentro del conjunto de “Nanbu shizen no ki undo” 

2. Serie:
El Nanbu shizen no ki undo es un conjunto de siete acciones o ejercicios respiratorios cuyo fin es la mejora del estado físico y psíquico. Shizen (la naturaleza) y ki undo (ejercicio o movimiento de la energía), hace referencia a captar la energía del entorno natural que nos rodea, de esta forma orientándonos en la línea norte-sur aprovecharemos el magnetismo de los polos de ese gran imán que es la tierra; en orientación este-oeste lo haremos de la radiación energética de nuestro astro rey, el Sol, en su amanecer y ocaso representando la vida del hombre.
A su vez el Shizen no ki undo se subdivide en dos grupos de ejercicios, el Koten no ki undo  y el Senten no ki undo, ya que tienen distintos aspectos acerca de la procedencia del Ki o energía. De esta manera el Ten no ki undo corresponde al primer ejercicio de la serie Koten no ki undo. Koten (exposición personal) no ki undo, se entiende como aquellos ejercicios de captación de energía aprovechando el hecho de estar rodeados o expuestos personal y directamente al entorno natural.

3. Orden:
Tres ejercicios forman el Koten no ki undo. Ten (cielo) no ki undo, es el primero de ellos y se realiza para la captación de la energía a través del cielo, del sol o del universo, para después hacerla circular por nuestro cuerpo y devolverla posteriormente formando un ciclo, sentirnos como nexo entre la tierra y el cielo. La imaginación juega también junto con la respiración, un papel importante en este aporte de energía y de oxígeno. 

4. Desarrollo: 
  1. Saludo de inicio. Desde musubi dachi (posición de pies unidos por los talones con abertura de 90º entre los dedos, y manos pegadas a los muslos) se realiza un inspiración donto (natural) al tiempo que se llevan las manos cerrándolas a cada cadera (ryo ken ryo koshi); para con la espiración también donto bajarlas nuevamente abiertas frente al tándem pasando a la posición shizen dachi o posición natural (pies paralelos separados una anchura de hombros y mirando hacia fuera, esta posición también es conocida como Hachiji dachi o Shizen hon tai).
  2.  Inicio. Se descienden las manos hacia el suelo, con las palmas hacia abajo (fig.1). Corresponde una espiración (nogare) coordinada y simultánea al movimiento. Se trata de “limpiarnos” del aire viciado de los pulmones y de cualquier otro tipo de impureza física o psíquica de nuestro organismo. Es como un “reset” inicial para proceder al ejercicio. Inspiramos nogare elevando el cuerpo y las manos hasta la altura del tándem con las palmas hacia abajo y por los laterales casi rozando nuestra cintura. Entonces se realiza una ligera apnea (taisoku) antes de proseguir el ejercicio. Se continúa espirando nogare elevando las manos lateralmente dibujando una amplia circunferencia (fig.2) mientras progresivamente se van girando las palmas hacia arriba, hasta que quedan casi juntas por encima de la coronilla de nuestra cabeza (hyakuê) con los brazos bien extendidos y las palmas (rokyû) mirando hacia el cielo (ten) (fig. 3).
  3.  Secuencia. Inspirando se descienden despacio los antebrazos (fig.4) bajando las manos palmas hacia arriba hasta rozar ligeramente la coronilla (hyakuê). Se trata de tomar el ki celeste y llevarlo hacia el hara o tándem y oxigenar nuestro organismo. Tras una ligera apnea se realiza el movimiento contrario volviendo a elevar hacia arriba las manos espirando el aire y las impurezas de nuestra energía o Ki sobrante (fig.5).
  4.  Duración. Esta secuencia se realiza tres veces.
  5.  Final. Se descienden las manos hasta la coronilla y van girando bajando por Sankon, Minchû, Danchû (fig. 6) inspirando donto hasta llegar al hara o tándem y tras una ligera apnea se finaliza el ejercicio (fig.7). 
  6.  Saludo final. Tras la apnea se realiza una ligera espiración, para proceder al saludo habitual en este tipo de ejercicios: “Kunbaka” (fig.8) que en el lenguaje de los mimos de Japón representa dar las gracias, en este caso al “cielo” por aportarnos su energía.


5. Respiración:
La respiración utilizada en este ejercicio es la natural (donto) y la diafragmática sin contracción abdominal sin ruido (nogare) ya que se trata de un ejercicio de recuperación de fuerzas a causa de un agotamiento. 
En occidente no prestamos demasiada importancia a la respiración, realizándola de manera superficial, incorrecta e incompleta. Normalmente utilizamos sólo una pequeña parte de nuestra capacidad pulmonar, con frecuencia con la parte superior de los pulmones, la torácica, con poca intervención del diafragma. Con este tipo de respiración no se realiza una correcta oxigenación de los tejidos, necesitamos un mayor trabajo cardíaco y aumenta el grado de intoxicación general de nuestro organismo, facilitando así la aparición de fatiga física, ansiedad, depresión, etc.
Desde el punto de vista del Nanbudo, necesitamos respirar bien para conseguir un buen estado en nuestra unidad “cuerpo-mente” y la manera más adecuada de hacerlo es el practicar una respiración más acorde y eficaz para nuestro organismo, tanto en los momentos de entrenamiento como en la vida diaria. Nuestro principal alimento es el oxígeno, podemos permanecer unos días sin beber, un par de semanas sin comer, pero apenas unos minutos sin respirar. La aportación de oxígeno es vida y si no lo tomamos correctamente someteremos nuestro cuerpo a un estado de tensión.
En el Nanbudo, y en las artes marciales en general, utilizamos una respiración diafragmática que denominamos abdominal, que permite tanto un mayor llenado de aire en los pulmones así como también un mayor vaciado de los mismos. Este permite un descenso importante en la tasa cardíaca y una mayor oxigenación de los tejidos.
Existen además varias formas de respiración diafragmáticas dependiendo del ejercicio o práctica a realizar, como es la respiración normal o natural (donto), diafragmática de contracción abdominal sonora (ibuki) o insonora (ibuki-nogare), diafragmática sin contracción abdominal (nogare), y respiración diafragmática con contracción abdominal profunda, concentrada y sonora (ibuki sankai). Pero profundizando un poco más, cada uno de estos tipos de respiración dependiendo de su aplicación pueden ser realizadas con: inspiración larga-espiración larga, inspiración larga-espiración corta, inspiración corta-espiración larga, inspiración corta-espiración corta, y una combinación de dos o más respiraciones anteriores. 
En la figura 4 se puede apreciar la posición que el diafragma, en respiración abdominal con los pulmones vacíos, ha subido hacia arriba comprimiendo a los pulmones a un espacio más reducido que en la figura 2 de respiración torácica. Es importante vaciar los pulmones a fondo y expulsar la mayor cantidad de aire viciado. Y de igual manera, en la figura 3 el diafragma esta comprimiendo el abdomen dejando mayor capacidad a los pulmones para poder aportar una mayor cantidad de aire que en la figura 1.
Normalmente en la respiración torácica sólo se renueva sobre un 40-50% de aire en las cavidades pulmonares, mientras se puede llegar al 80% o algo más con la respiración abdominal. 
Esto es importante, porque a mayor oxigenación: se aporta más claridad mental, favorece la concentración y combate el insomnio y el estrés; aumenta la cantidad de sangre favoreciendo la eliminación de toxinas y dióxido de carbono; los movimientos del diafragma procuran masaje a los órganos abdominales y corazón; favorece la asimilación y digestión de los alimentos.

6. Coordinación global:
Hemos visto en los dos apartados anteriores de “Desarrollo” y “Respiración” como se conjuntan para formar un ejercicio de aporte energético a través de la oxigenación y el masaje que elaboran tanto el diafragma como la utilización de los brazos y sus resultados. Pero esto no queda todavía completado, nos falta hablar de una tercera función como es la psíquica. En nuestro arte de Nanbudo, y Doshu Soke Nanbu no se cansa de repetir que tenemos una trinidad simbólica de tres elementos: cuerpo, mente y espíritu, que estas tres forman un todo. Con el Ten no ki undo mejoramos el aspecto físico o corporal a través de la respiración adecuada y el ejercicio en concreto. Hemos visto las distintas clases de respiraciones y hablado de la energía física y natural que nos aporta. Se entredijo que la imaginación también juega un papel importante, y es aquí donde comenzamos a hablar del Ki. El Ki es una energía más sutil, que nos rodea y de la que nos impregnamos aunque no siempre seamos conscientes de ello. Este tipo de energía que en parte absorbemos de la naturaleza y en parte heredamos de nuestros progenitores, circula por nuestro cuerpo a través de unas canalizaciones que denominamos meridianos y que conectan con nuestros órganos favoreciendo su correcto funcionamiento. También tenemos unos vasos o remansos de Ki que regulan esos meridianos para que el Ki circule fluidamente por ellos, estos vasos son a su vez entradas y salidas del Ki del o hacia el exterior. 
Con la respiración el aire sigue un recorrido para cumplir su función tal como se ha detallado, pues el Ki tiene también unas rutas de paso que une esos “lagos o vasos” para llenarlos o almacenarlos en cantidad suficiente que permita su circular por los meridianos. En las distintas prácticas se las denomina con ciertos nombres que entiendo ahora no vienen al caso, pero una de esas rutas es la más utilizada en las artes marciales y en el Nanbudo. En ella, se suele elaborar en Ki en el “tandem” o “Hara” mediante la respiración abdominal o simplemente con el pensamiento o imaginación. Cuando hemos elaborado Ki hasta un cierto nivel, independientemente de ya circula de manera autónoma, podemos emplear la mente para dirigirlo a voluntad y hacerlo circular a través de los vasos Concepción y Gobernador. La ruta comienza en el “Tandem” (cuatro dedos por debajo del ombligo) pasa al “kikai tandem” (zona genital) y al coxis, después continúa subiendo por la espalda (Chôkyu o “punto de la fuerza o longevidad”, Meimon o “la puerta hacia la vida” y Datsui o “la séptima vértebra cervical), pasa por la coronilla de la cabeza (Hyakué llamado centro de los cien encuentros) y desciende por la parte anterior del cuerpo (Sankon en el entrecejo o “tercer ojo”, Ninchû en la base de la nariz o “centro de la persona”, Danchû a la altura del corazón o “maestro del corazón”) para llegar de nuevo al Tandem.  
En este ejercicio del Ten no ki undo en concreto, imaginamos que captamos la energía del cielo a través del punto Hyakué (coronilla) inspirando en nogare y bajando por cada uno de los puntos descritos anteriormente hasta el Tandem, donde realizamos una pequeña apnea para guardar el Ki recibido. A continuación se comienza a espirar lentamente imaginando que expulsamos el Ki ya viciado bajando hacia el coxis y subiendo por los puntos de la espalda hasta la coronilla de la cabeza y de allí devolverlo de nuevo al cielo. En el recorrido por cada uno de los puntos hemos de imaginar como se van llenando de Ki y, que cuando ya está cada punto, vaso o lago lleno baja por esa ruta hasta el punto siguiente… ¡imagina como se llenan y como reconforta!
Pues estas son las dos respiraciones (la del aporte de oxígeno y la del aporte del Ki) que deben conjuntarse, pero nos falta un tercer elemento para completar la trilogía y con ello lograr la coordinación perfecta: el espíritu, a lo que Doshu se refiere con “Kokoro”. Este espíritu no es otro que todo eso que hemos ido imaginando lo creamos de verdad y lo que es más importante, que “queramos” creerlo, amarlo con el corazón porque nos beneficia de verdad. La coordinación de lo físico con lo mental y lo espiritual nos acaba fortaleciendo física y psíquicamente y con la práctica continuada tendremos una mejor calidad de vida.

7. Función:
El Ten no Ki undo, está concebido para realizarlo tras la ejecución de un trabajo o entrenamiento en el hemos sufrido un importante gasto energético tanto en el aspecto físico como en el psíquico, y el cansancio, agobio o fatiga han aparecido o están próximos a aparecer. Sirve como descanso y recuperación de fuerza y energía bien al terminar ese trabajo o para proseguir con el mismo.
Pero no sólo está destinado para realizarlo en un entrenamiento de Nanbudo, podemos hacer uso del Ten no ki undo en cualquier momento de nuestra vida social, en especial cuando igualmente nos encontramos cansados en nuestro trabajo, estudios, etc. Y no solamente con el cansancio, sino cuando podamos estar o sentirnos deprimidos, tristes, estresados, con insomnio, etc., o en un momento dado cuando por falta de tiempo no podemos realizar otro ejercicio habitual como un keiraku taiso, por poner un ejemplo, y decidimos realizar Ten no ki undo antes que no poder hacer nada.



Carmelo Marco

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