DESARROLLO de la IMAGINACIÓN. SŌZŌRYOKU NO KAIHATSU. 想像力の開発

(SEIKŌZAHŌ (II) 静功座法二番目)

(要約yōyaku).

“El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo”

Vale la pena, y mucho, esto de la imaginación. La imaginación es una actividad mental perteneciente a la voluntad y es, creadora: resume la actividad reflexiva que se produce por interés profundo o el análisis de los procesos dialécticos. Pero no debe ser confundida por la “fantasía”, ya que ésta, es el mayor indicador del caos mental, y por contra, no es volitiva… ni tampoco creadora*.

Tengamos en cuenta que la imaginación es la forma o el medio de la sensibilidad que, a su vez, es el intercambio en este espacio que nos rodea y que llamamos naturaleza, es más, se ha dicho que “sensibilidad es la moneda de cambio del universo”.  Si el ser humano capta las sensaciones de la vida, es sensible a ella, es gracias en parte a la imaginación. Gracias a ellas dos, imaginación y sensibilidad, nos es posible captar todas las energías universales.

Por ejemplo, durante la práctica del “Kihon o chipeng kung”, estudiando la biomecánica del “gesto técnico”, las múltiples repeticiones de cada técnica que engrosa el contenido del arte marcial, es esencial en el entrenamiento marcial, y por supuesto en las artes enfocadas al mantenimiento de la salud.
Pero este trabajo, realizado solamente de forma corpórea o física, no es más que un entrenamiento (Keiko) o aprendizaje que únicamente repercute en motricidad del movimiento y en un aporte de mejoramiento físico, corporal, que como mucho y con la práctica continuada, dota al practicante de una pericia en la ejecución técnica y de lo que se denomina, una “memoria muscular”.

Pero es necesario el cultivo de un espíritu (Shen o Shin) y de una mentalidad añadida a ese entrenamiento físico, para llevar al practicante hacia cotas más profundas, que seguramente él va buscando, más allá de lo corpóreo. Y he aquí donde la imaginación tiene su papel estelar, ese papel que no es otra cosa que el inicio, la llave hacia la unión cuerpo-mente, hacia el entrenamiento psico-físico… hacia el Shugyô.


(序文 jobun).
SŌZŌRYOKU NO KAIHATSU. 想像力の開発. EL DESARROLLO DE LA IMAGINACIÓN.

“Es en la Creatividad, donde las Artes en general y las Marciales en particular
buscan su esencia. Potenciando este sentido generamos energía, vital para
incentivar la intuición, la sensibilidad y la imaginación”.(Yoshinao Nanbu)

Avanzar, impulsar o desarrollar la imaginación es una buena línea, una base, para aportar sentido e impulso a la gran mayoría de las técnicas que se desarrollan en el arte marcial.
SŌZŌRYOKU es la fuerza de la imagen o de la imaginación, y recordemos que, KAIHATSU se refiere al desarrollo: “Sōzōryoku no kaihatsu” (想像力の開発) puede entenderse como “la creación de imágenes por el poder de la mente”… o el “desarrollo de la imaginación”. 

La imaginación es el trabajo de la mente que ayuda a crear la ilusión, ayuda a proporcionar sentido a la existencia para proporcionar conocimientos para entender; por la imaginación las personas podemos ser capaces de crear la sensación de las capacidades básicas.

Sōzōryoku, desempeña un papel clave en el proceso de aprendizaje: ayuda a enfrentarse a todo con vigor; podemos tocar, ver y oír imaginativamente, y la fusión de estas sensaciones es una “imagen”. Está reconocida como la capacidad inherente, desde el mundo de los sentidos, para percibir los factores de proceso en el espíritu inventivo y psicológicamente en los procesos de recuperación del espíritu de cara a restaurar la sensación de los objetos percibidos.

En las AAMM, la imaginación o Sōzō es una herramienta imprescindible de trabajo mental que necesariamente debe de ir añadida, solapada, a los procesos biomecánicos del gesto técnico en pos de la obtención del Kime (Intención, Hakkei o Fàjin), entendiendo como tal, al aprovechamiento y concentración de la energía física y mental en el momento de la técnica desarrollada. 

La imaginación es una herramienta de trabajo mental que debe estar presente en las distintas disciplinas que conforman el arte marcial: Kata (forma, Taolu), Kumite (combate), Randori (combate programado), ejercicios técnicos o de Kihon (Chipeng kung), aplicaciones o bunkai, (Budo-ho)… gimnasia y formas de Salud (Kido-ho, Qi Gong) y, en determinadas circunstancias de Meditación Activa (Seikoza-ho).

(開発, Kaihatsu).

“…si uno se descubre a sí mismo, descubre el mundo
y de esta manera puede romper el ciclo tendencioso de nuestra vida…”
(Yoshinao Nanbu)

Se dice que se supone la clave del éxito a la posesión de una Imaginación Productiva (生産的想像 Seisan-teki sôzô), ya que ésta posee un valor mayor que el Pensamiento Creativo (創造的考え Sôzô-teki kangae), considerándola más importante que el propio conocimiento (知識 Chishiki).

A todo el “proceso psicológico superior que permite al individuo manipular información generada interiormente (sin estímulos exteriores o ambientales) con el fin de crear una representación percibida por los sentidos de la mente” es lo que define el término imaginación, que además, se basa en los mismos procesos cognitivos que el pensamiento racional.

Otro de los conceptos en los que se insiste en el mundo del Budô es la “concentración” del practicante: como fundamento de su trabajo. Concentración es la vía, el camino, para llegar a esa fuerza creativa residente en el entorno de la imaginación, concretándolo. El practicante debe poder acceder a un estado de concentración máximo para que le sea posible imaginar, logrando que la imagen mental refuerce cada respuesta o acción.
Para que el individuo pueda conseguir esa “máxima concentración”, esa extrema sensibilidad del cuerpo a los envites psicológicos creativos propios de la imaginación, necesita algo más que el entrenamiento físico (Keikô), algo más que los ejercicios y repeticiones corpóreas… necesita un tipo de ejercicio o entrenamiento que pueda ampliar en él el potencial psicológico de la creatividad.
Cuando el practicante consigue el estado de concentración adecuado, le libera de la tensión que le produce durante cualquier desenvolvimiento marcial, libera sus nervios, y facilita el desenvolvimiento necesario para afrontar las situaciones a las que se somete. Si perseveramos en la concentración, podremos advertir como todo aquello que rodea a la imaginación se vuelve más real, así, el germen imaginario se volverá más y más preciso, tanto, como para que pueda avivar su actuación con un mayor impulso.

Imaginación (想像力Sôzôryoku) y Creatividad (創造性 Sôzô-sei) parecen ser dos términos idénticos, a veces, suelen compartir no sólo la pronunciación, sino también los kanji; pero hay que considerarlos como dos conceptos distintos, aunque ambos nacen bajo un ambiente libre. Ambos están muy relacionados, pero eso no significa que nos encontremos hablando de lo mismo. Mientras Imaginación es el acto de manipular información que nos llega por los sentidos formando imágenes y sensaciones ocasionando pensamientos de cosas que no suceden a nuestra vera en el momento de pensarlas… La Creatividad es la habilidad para crear, sólo que en lugar de quedarse en lo abstracto como sucede con la imaginación, la creatividad es puramente práctica. Normalmente, con la finalidad de querer crear, en primer lugar se crean imágenes que suelen salir del “心 kokoro, Xîn”, del corazón… o bien, una imagen surgida de la mente (心 shin, Xîn) convertirla en creación.

(結論 ketsuron).

“…todo el mundo puede influir en su destino si domina la energía…”
(Yoshinao Nanbu)

En el momento del nacimiento poseemos una imaginación muy activa, solemos a veces tildar de “fantasiosa” sobre todo en nuestros primeros años de vida, para después, a medida que comenzamos a usar el denominado “razonamiento superior” mientras vamos creciendo hacia el llamado “realismo”, aquella imaginación inicialmente activa se va perdiendo paulatinamente.

Pero no obstante ese deterioro de la imaginación primaria viene a coincidir con el deseo o necesidad de desarrollar una imaginación creativa o constructiva. Es cuando comenzamos a percibir de la necesidad de la imaginación, de su fuerza constructiva, para ser usada como solución a un problema o realización de un trabajo. Porque nos damos cuenta que esa fuerza imaginativa es superior e incluso tiene la capacidad de vencer a la mismísima “fuerza de voluntad”.

¿Cómo podemos despertar la imaginación?
Creando imágenes que tengan vida propia. El practicante puede ser capaz de entrar en su vida interior con la creación de imágenes vivas mediante el fortalecimiento de su voluntad: haciendo el esfuerzo por “ver”, y siendo capaz de imaginar.

Idea. Todos poseemos la capacidad de generar o crear ideas. Idea es una representación mental que surge a partir de la capacidad de imaginar, de razonar, de crear y de la habilidad de adquirir y aplicar el intelecto. Las ideas dan lugar a los conceptos que a su vez, son la base del conocimiento científico o filosófico.

Idea, imaginación, creación… La creatividad es la consecuencia de un proceso de recapitulaciones, depende de una adecuada combinación del conocimiento y de la comprensión de la forma y de la confianza en la imaginación.
En las artes marciales, por ejemplo a la hora de realizar una “forma o kata”, cuando el practicante desea “comprender esa forma” debe tener la conciencia de que lo que está haciendo es una creación y por tanto, debe tener un “sentido de totalidad”. Y aquí, trabajándola desde la imaginación, ese practicante expande el nivel de su consciencia.

En el Shugyo, es una premisa, la importancia sobre mantener una armonía entre mente y cuerpo. Esto supone ser la característica del estado creativo del hombre, del practicante y es una obligación básica de cara a la expresión de ideas creativas. El camino que el individuo debe seguir para mostrar y vivir esa “forma o kata”, de expresar una interpretación y vivencia propia… es la vía de la imaginación creativa.
Lo mismo acontece en facetas distintas como el combate, pues de “forma o kata” se dice que es un combate imaginario. Podemos imaginar ese combate, o la aplicación de cada acción, mientras se desarrolla la ejecución de la forma.
 
Toda técnica tiene un punto de partida, un recorrido (biomecánica de ejecución, trabajo de kihon) y punto de llegada o de impacto. En su aprendizaje de ejecuta una y mil veces cada una de las técnicas, aportando una precisión de realización y a la vez dotando de un acondicionamiento físico al practicante, hasta… se llega a conseguir en él,  que llegue a poseer una “memoria muscular” de cada una de esas técnicas trabajadas a lo largo del tiempo. Pero esto sólo es la parte corpórea del trabajo o del entrenamiento (keiko).
En cambio, si en cada una de esas repeticiones que se realiza para dominar una técnica y conseguir esa “memoria muscular” añadimos una actuación mental como es la visualización de la imagen previa del recorrido y finalización de esa acción, junto con el recorrido imaginado de la energía interna (Chi o Ki) y de la respiración, estaremos creando además una “memoria mental” de cada una de esas técnicas referidas. 

Podremos obtener con un entrenamiento psicofísico (shugyô) la unión corporal y mental de una técnica: fijar ambos estados. En realidad eso es Kime, un fijador: cada vez que en el desarrollo de una técnica se “tensan” los antagonistas (hikite/tsukite, contracción/relajación) se produce kime en un plano corpóreo; pero no cabe duda que kime en más: es el aprovechamiento y la concentración tanto de la energía física como de la mental en el momento técnico o de impacto. Es una “decisión” de fijar acción e intención en un punto, en un instante o “momento” con rapidez decisiva y convicción, lo que suele denominarse Hakkie o al Fàjin.

El entrenamiento psicofísico, Shugyo, tiene como finalidad el liberar el cuerpo y las emociones del practicante, para conseguir que cuerpo y mente se muevan con libertad por la imaginación. Corporalmente hablando necesitamos ser instruidos para que ningún obstáculo técnico o táctico pueda entorpecer o limitar esa libertad de movimientos… y es aquí donde la imaginación tiene su razón de ser, mediante el ejercicio imaginativo, es como seremos conscientes de la destrucción de esos bloqueos y barreras a nivel psicofísico.

Los entrenamientos en las AAMM persiguen o tratan de despertar en el practicante su “espíritu” o “神 Shèng, 精Sei” (a veces llamado “cuerpo sutil” postulado, en el sentido filosófico oriental, como un elemento intermedio entre la mente “心Shin, Kokoro” (alma inteligente) y el cuerpo físico “体Tai”), abriendo las vías o los caminos que hacen que esa unidad “cuerpo-mente” (como indica el Shugyo) se exteriorice en él, desarrollando las fuerzas en su interior… llevando a la práctica, por el desarrollo físico, el trabajo mental creado por la imaginación. Este es el provecho que el practicante obtiene de su imaginación o visualización de imágenes: que todas las técnicas corporales trabajadas desde el Kihon (o Chipeng kung) tengan una razón de ser, adquieran esa armonía entre cuerpo y mente para conseguir la habilidad de profundizar tanto en la forma (kata) o el combate (kumite), que tenga cada gesto técnico realizado la oportuna “intención, Fàjin o kime”, un significado de realidad y de aplicación correcta.

El kata, como también el kumite, tiene una vida interna, donde el practicante se sumerge formulando la libre expresión de sus fuerzas internas o lo que es lo mismo: su individualidad creativa, que opera por los mismos medios que la imaginación creativa. Por eso en el entrenamiento, en el trabajo del kihon o en la biomecánica de cada una de las técnicas, del trabajo corporal, es necesario el conocer y comprender los conceptos, preceptos y procesos que llevan inherentes. El practicante debe tener la inquietud de conocer los ¿qué… cómo… cuando… por qué… para qué…? Y el profesor o maestro estar a la altura de las demandas del alumno.

Visualizar o imaginar una acción es importante, debería hacerse… cada vez: esto es un buen entreno. La “idea” no es algo que exista en el mundo físico, en la realidad. Una idea es lo que su nombre indica: un ideal, y existe en el “mundo de lo ideal” como una reacción cerebral. Para que esa idea se revele en lo “real”, lo primero es crear una imagen o una visualización ya desde la conciencia. La intuición, la imagen y el razonamiento dan como producto dan como producto la idea. Si tenemos una idea, podremos generar una acción… la cual llevará cierto grado o forma de intención. Y esto es lo que buscamos en cualquier ejecución técnica: esa intención, ese final de acción es… kime.

*:Apuntes tomados de Sesha.



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