TÍCÂO SALUD y LARGA VIDA: EJERCICIO 3

EJERCICIO TERCERO:  甩臂 SHUÂI BI. LANZAR BRAZOS.
(KYOZETSU UDE (拒絶腕).  REJECTION ARMS).


3. 甩臂
动作: 两街扁拳头頂, 手心向前, 自然下甩, 下限不超过臀部, 双膝配合一曲一伸, 轻松自然.上甩吸气, 下甩呼气. 甩16次. 见图3. 作用: 活动肩肘关节, 將强手指來梢神经的经活动, 舒展内脏, 防治肩周炎, 手臂麻木.

Acción: Brazos con manos abiertas por encima de la cabeza, las palmas hacia delante, para lanzarlas de forma natural, el límite inferior no pasa de las caderas; rodillas coordinadas: uno, flexión (cuando bajan los brazos), uno, extensión (cuando suben los brazos). Fácil y natural.

Al lanzar arriba los brazos inspirar (cuando sube el columpio, cuando viene hacia nosotros), exhalar cuando bajan los brazos hasta las caderas (cuando damos impulso al columpio).
Se lanzan los brazos (se impulsa el columpio) 16 veces. Figura 3.
Papel (rol): Actividad conjunta de hombros y codos; fuerte voluntad en los dedos de las manos para disparar a través de la actividad nerviosa, para (para desplegar) lo sucio de dentro. Prevención y tratamiento del “hombro congelado”, brazo entumecido. 

Curiosidad:
El título del ejercicio, SHUÂI BI (甩臂) que puede entenderse como “para lanzar los brazos”, puede tener la interpretación de “columpio loco” o “balancear/columpiar/rechazar los brazos”. El ejercicio imita al movimiento que realiza una persona para dar impulso a un columpio ocupado por otra persona o niño.

Posición de Inicio:
Pies separados una anchura de hombros. Siempre rodillas un poco flexionadas. Peso del cuerpo ligeramente sobre las bases de los dedos del pie, y éstos bien separados para un mejor enraizamiento al suelo. Brazos a lo largo del cuerpo. 
Mentón remetido y mirada en torno a los dos metros por delante de los pies, después se cierran los ojos.

Observación: durante el ejercicio se flexionarán las rodillas (dentro de las posibilidades de cada cual, al lanzar los brazos) para luego recuperar la posición de inicio con la extensión de ellas (al elevar los brazos).

Recordar:es importante que durante todos los ejercicios se “impliquen las rodillas”, manteniéndolas siempre con un pequeño grado de flexión”.

Acción:
Tomamos aire al tiempo que se levantan los brazos, sin doblarlos por los codos o muñecas, hasta quedar perpendiculares al suelo y por encima de la cabeza. Ahora las palmas de las manos miran al frente, “como para frenar el columpio en el final de su recorrido”. 
Cuando las manos están bien en la vertical por encima de la cabeza, “apoyadas en la base del columpio”, se lanzan los brazos hacia delante y hacia abajo pero sin pasar del eje de las caderas, lo que se conoce como “dar al columpio”. En este bajar los brazos, se coordinan la flexión de rodillas y la expulsión del aire.
Se realiza 32 veces: 16 elevaciones de brazos y 16 lanzamientos de brazos. 

Respiración:
Se inspira al elevar los brazos y el cuerpo hasta que las manos alcanzan la vertical por encima de la cabeza. Inspiración diafragmática (hinchando el abdomen) pero relajada, sin contracción muscular, suave, lenta al compás de la elevación. Cuando las manos llegan a la vertical, puede hacerse una ligera apnea contener el aire antes de lanzarlo, también relajadamente… sin tensión muscular) esto ayuda a dejar la cabeza libre de pensamientos.
Se espira al lanzar los brazos, también con el trabajo del diafragma (recogiendo para adentro el abdomen, sentir un masaje en los riñones) pero esta expulsión de aire es casi forzada, lanzada desde el interior con fuerza, como también lo es la flexión de piernas y caída del cuerpo hacia abajo hasta aproximadamente las 2/3 partes del recorrido. En el último tercio, vuelve a ser natural, calmada, controlada. Esas 2/3 partes iniciales de la espiración son como un “latigazo”, como un “lanzamiento”.

Concentración:
La primera inspiración y elevación de los brazos es natural, y se parte de una posición de “de pie” con las rodillas ligeramente flexionadas. Se toma aire y además una conciencia de “limpieza” y de “calma interior”.

Apnea: de realizarse, muy cortita, pero lo suficiente para “vaciar la mente” de pensamientos que puedan causar despiste, se presta atención a “querer limpiarse interiormente” tanto de energías negativas, como de cualquier tipo de cosa que pueda alejarnos de nuestra atención o concentración en el ejercicio y en la energía.

Espiración: echar el aire con fuerza y decisión al lanzar los brazos adelante y abajo durante las 2/3 partes del recorrido al tiempo que se flexionan las rodillas para que el cuerpo descienda hacia el suelo con la espalda lo más recta posible (perpendicular al suelo). El restante 1/3 del recorrido de los brazos hacia abajo es de control del ejercicio, tratando de que los brazos no pasen de la perpendicular del cuerpo (hasta las caderas) y de que el finalizar del trayecto coincida con la total expulsión del aire.
Es muy importante ser conscientes de que con la expulsión del aire también estamos expulsando todo tipo de energías nocivas o sobrantes, sentir durante esos instantes una sensación de vacío interior. También expulsamos todo tipo de preocupaciones, nerviosismos, pensamientos, distracciones… es como un vaciado total. Nos sentimos limpios, y al mismo tiempo autocontrolados, ya que esto último se consigue por el control consciente de parar el movimiento de “bajada” cuando los brazos llegan a la perpendicular con el suelo y justo cuando ya no queda aire, ni energías nocivas, ni pensamientos… todo esto es mandado hacia la tierra, a la “madre tierra”.

Resto de inspiraciones: a diferencia de la primera respiración ya explicada, el resto de inspiraciones de este ejercicio más que por la acción propia de la inspiración en sí, es por el vacío que deja en los pulmones las espiraciones forzadas, algo así como “llenado por inercia, o vacío: efecto ventosa”.
Si todo lo negativo lo echamos a la tierra, de ella tomamos energías nuevas, regeneradas, como si las plantas de nuestros pies fueran unas ventosas que chupan con decisión debido al vacío provocado por la espiración. Importante sentir como fluye la energía desde la planta de los pies, subiendo por las piernas hasta llegar al Dantien o Hara. Notar como se  infla el abdomen por la acción del diafragma llenándose de aire y de Chi.

Efectos Directos:
Principalmente los efectos físicos que produce esta actividad se relaciona con las extremidades, en especial las superiores: los brazos. Al actuar como una pieza compacta los brazos (no se doblan por las articulaciones: codos y muñecas) se actúa muy directamente sobre los hombros. Sirve como prevención y tratamiento del “hombro congelado” o brazo entumecido. 
El hombro congelado es una enfermedad que provoca una disminución progresiva del movimiento del hombro por inflamación y retracción de los ligamentos de la articulación glenohumeral. La causa de esta enfermedad es desconocida y es más frecuente en el sexo femenino y en pacientes diabéticos. Se conoce también como capsulitis retráctil.

Los brazos suben y bajan relajados, sin tensión excesiva, sólo la necesaria para que los músculos los eleven hasta encima de la cabeza. Al lanzarlos adelante-abajo, sólo los dedos de las manos mantienen un poco de tensión, sentirlos como si fueran la terminación de un látigo justamente hasta los 2/3 de “bajada” antes mencionada, la 1/3 parte restante se “sueltan”: imagina que cada brazo es un látigo y los dedos la punta de cada látigo.

Los dedos de las manos son la fuerte voluntad de disparo, con su acción se libera la actividad nerviosa y ayuda a expulsar con sus “chasquidos” todo lo negativo de nuestro interior, físico y mental.
Dependiendo del grado de flexión de las piernas, que cada uno pueda realizar en cada “bajada” y luego en cada “subida” del tronco, estará potenciando y flexibilizando la masa muscular de las piernas, rodillas y tobillos.

Recordar: involucrar las acciones de las rodillas y llevar el peso del cuerpo hacia la parte delantera de los pies, dejando casi sin peso los talones. Esto refuerza el equilibrio corporal y también el mental, ya que estamos dejando el peso corporal sobre el punto “R1, 1 de riñón” o “fuente burbujeante” por donde entra y sale la energía o Chi: donde nada más salir la última parte de energía viciada, empieza a entrar la energía renovada, pura.

Prestar atención a todo esto es esencial en el ejercicio. “Nuestro espíritu lleva al Chi allí dónde deseemos, el Chi recorre el cuerpo y éste se deja llevar adoptando el movimiento y postura adecuada: crea un ritmo… Dejar que el cuerpo se deje llevar por el fluir del Chi, pero siendo nosotros siempre quienes dirigimos el Chi”.

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