MOKUSŌ: ¿ES UNA FORMA DE MEDITACIÓN?

Resumen (要約 yōyaku)
¿Cuándo hablamos de meditación, somos conscientes de lo que es “meditar”?  Meditar tiene en occidente una doble interpretación, aunque con la popularización de las filosofías y prácticas llegadas de oriente, por el concepto meditar se entiende como “la búsqueda de un lugar en nuestro interior donde reina la paz y el silencio”.
Vamos a ver en este post un pequeño resumen de ¿qué es meditar? o ¿qué es Mushin?

También veremos ¿qué es mokusō?, y si puede ser considerado como meditación,  y si es así, ¿qué tipo de meditación sería?  Igualmente trataremos aspectos como: la postura a utilizar, el tipo/forma de respiración y, la actitud mental a adoptar.

Finalmente, se citan de manera casi de forma esquemática, ciertos términos que a menudo se relacionan con mokusō o son utilizados como sinónimos de éste.

Prólogo (序文 jobun)

En el temario específico para Primer Dan de la normativa de grados de la RFEK (pág. 24), se dice: “¿Qué  es y para qué sirve el MOKUSŌ?... Es el acto de meditación antes o después de la clase. Sirve, al empezar, para centrarnos en el trabajo a realizar y, al terminar, para relajarnos de la tensión mantenida y volver a la actividad normal”.
Esto coincide con la definición que normalmente se da en países de oriente, como Japón por ejemplo, donde se dice que “mokusō es contemplar en silencio y con los ojos cerrados profundamente nuestra cara interior, es usado en diversas actividades como por ejemplo las  “AAMM: Artes Marciales” donde se lleva a cabo esta práctica antes y después de cada “keiko o shugyō” (formas de entrenamiento) con la idea de la unidad de espíritu”.
Es por esta forma de entender mokusō que, resulta ser la sorpresa inicial que encuentra el nuevo alumno en su primer entrenamiento, que piensa que tal vez eso sea un tipo de ceremonia. Pero muy pronto, cuando se cuestiona ¿qué es mokusō?,  se encuentra con el contenido de esas dos definiciones anteriores. Luego se va familiarizando con la idea de que mokusō es una forma de meditar y, generalmente, ahí queda la idea.
Pero es interesante que, una vez se avanza tanto en la práctica como en la comprensión del arte marcial, el adepto se pregunte con ánimo de comprensión ¿qué se entiende con la idea de que mokusō es una forma de meditación? Para ello es necesario conocer ¿qué es meditación? Y también ¿qué es Mushin?
Daremos unas breves pinceladas de estos dos términos o conceptos.

MEDITACIÓN (瞑想MEISŌ).
En un anterior post hablábamos sobre la “meditación o瞑想 meisō” y en él podíamos ver como se entendía el vocablo “meditación” en oriente y en occidente en tiempos pasados, así como los tipos de meditación existentes, como son la “meditación activa o externa” y la “meditación interna”.
Hoy hay una mayor difusión en occidente tanto de las AAMM, como de las ciencias de salud orientales y de la meditación.
 Según Sesha, meditar “…es atreverse a mirar allí donde lo desconocido guarda secretos sin nombre. La Meditación es el acto de posar la atención sobre si misma de forma ininterrumpida, de tal manera que la exposición de la realidad se manifieste bajo un trasfondo denominado “No-dualidad”. Esto supone ver el mundo desde lo que está aconteciendo: desde el Presente o desde el Aquí y Ahora. Aquietar la mente y sus fluctuaciones, agitaciones o pensamientos impidiendo que adopte el historial que potencialmente posee de manera secuencial en cualquiera de sus innumerables condiciones.

Simplemente recordar que como “meditación interna, 内部瞑想 naibu meisō”  es introducirse en el mundo interior sin hacer uso de los cinco sentidos, desconectando de lo externo y atendiendo al mundo de la mente, de la percepción interna.
Mientras que por “meditación externa o activa, 外部瞑想 gaibu meisō” la entendemos cuando en el proceso se utilizan los cinco sentidos, envolviendo al individuo que se expresa frecuentemente a través de la acción, y que es impelido a reaccionar ante el mundo realizando constantemente acciones mentales y físicas inmensamente variadas.

MUSHIN (無心).

Un estado mental en el que nuestra mente no se halle unida u ocupada por ningún tipo de pensamiento, problema o emoción, es una esencia del Zen que se denomina “mushin”, término que conocemos como “estado de no-mente”. Este estado se produce por la ausencia del ego o del yo.
Mientras el término “meisō” se utiliza de forma general para expresar meditación y resultaría más próximo al Zazen (meditación con el cuerpo inmóvil, por lo general arrodillado), el concepto budista Zen de “mushin” se relaciona más a menudo con las AAMM por su compatibilidad con el movimiento, aportando a la actitud del practicante una relevancia digamos más mística, cuyo significado no siempre es entendible o explicable.
Está compuesto por dos ideogramas o kanji mu” (無) que se entiende por no, ninguno, nada…; y “shin” (心) que puede representar tanto corazón, como: mente, núcleo, espíritu; intención, fuerza interna, idea, etc. Mushin (en conjunto) cabe ser entendido como “no-mente” o, “no-pensamiento”. Desde la ideología Zen, se completa en un concepto bastante extendido que es “mushin no shin” (無心の心) esto es, “mente sin pensamiento” que procede de la traducción literal “mente de no-mente”. En esto coincide con meisō o meditación.

Pero mushin puede ser aplicado más allá de la meditación como tal, puede, y de hecho resulta muy necesario de conocer y aplicar en el arte marcial, en el Budō propiamente dicho. La actitud mental en el kumite/randori, y por extensión en el kata, es primordial. Si la mente del adepto está ocupada por el pensamiento de táctica, defensa o ataque en el momento del combate, sus acciones tenderán a ser lentas e incluso predecibles, esto es algo natural puesto que ese pensamiento aportará al practicante rigidez o lentitud. Si ya desde el kamae o desde el saludo inicial del kata, la mente está en calma, en un estado de vacío de pensamiento (estado mushin: no-mente), donde se han erradicado miedos, temores, ideas, juicios, pensamientos, etc., la actitud del adepto será abierta, no sólo al adversario sino además al entorno, receptiva a toda acción que pueda producirse. Porque uno ya no piensa en atacar o defender, sino que defiende o ataca sin pensar, se es uno con la acción y con la intención, todo surge de forma natural. En el kata, sucede igual: uno ya no piensa que acción sigue a otra acción, las acciones se suceden de forma natural. En este estado, la mente ya no reacciona y ordena que tiene que hacer el cuerpo… simplemente el cuerpo lo hace: no hay pensamiento.

Si pensamos en realizar una acción, por ejemplo una defensa ante un ataque, están sucediendo dos cosas: pensar y hacer… esto no es el concepto mushin. En cambio, si realizamos una defensa como respuesta innata a un ataque, sin haber pensado siquiera en realizarla, sólo ha sucedido una cosa: hacer… a esto se denomina mushin. Como en la meditación, mushin busca salir de la dualidad para acceder a la no-dualidad, lo cual nos ayuda a estar concentrados de cara a afrontar cualquier situación sin que en nuestra mente existan ningún tipo de incertidumbres, desconciertos o emociones que puedan limitar nuestros movimientos.

A través de la técnica (gi) y del trabajo de base (kihon) nuestro cuerpo adquiere una “memoria muscular”, es decir, sabe que hacer y cómo hacerlo; pues de igual manera nuestra mente debe adquirir esa “memoria mental” que posibilita la acción/reacción, o sea, conocer el momento de hacer. Y para esto es preciso cultivar la costumbre, que por otra parte también es característica de la meditación, de vivir el presente.

MOKUSŌ (黙想).
 El término “mokusō” es el que se usa principalmente para el “momento de meditación que se lleva a cabo al inicio y final de una sesión de AAMM”. En diferentes fuentes se puede constatar que: “…su fin es el de dejar “la mente en blanco”  y que “mokusō” es similar al concepto Zen de “Mushin””, incluso opinan que un significado más profundo sería que “…“mokusōes el calentamiento de la mente antes de iniciar un duro entrenamiento”. El momento de meditativo de “mokusō” inicial, permite al practicante el “vaciado” de su espíritu, una condición primordial para permanecer en actitud receptiva ante la enseñanza que van a recibir; en su acción final, “mokusō” supone un vuelta a la calma, un regreso a la normalidad o vida social, que supone un estado de paz. El conjunto de ambos momentos “mokusō”, el de inicio más el del final, favorecen en el adepto a mantener un espíritu de calma interior que son necesarios para que un entrenamiento sea eficaz.
Interpretación de los ideogramas.
•黙, Moku (también: Boku, damaru, modasu): se traduce por “silencio”, “silenciosamente”, o “estar callado”. Que puede interpretarse como “no decir nada” o “mantenerse en silencio”.
•想, Sō (también: Sā, shō, tan, omou, omofu, omoi, omohi): se entiende como “pensamiento”, “idea” o “concepto”. Que puede ampliarse a los significados de “imaginación”, “consideración”, “concebir” etc.
En conjunto, 黙想mokusō, podría ser entendido como “silenciar  pensamientos” o “el acto de silenciar nuestros pensamientos”; de la misma forma: “pensar en nada”, “pensar en la nada” o podríamos ampliar estos significados hasta llegar a considerar “mokusō” como  “vaciar tu mente”.

Pensamos que, salvo en las interpretaciones de “pensar en nada o pensar en la nada”,  sería cuando “mokusō” guardaría relación con los conceptos de “meditación” o de “Mushin”. Porque el simple hecho de “pensar” aunque sea en la nada: es un pensamiento en sí. Es además un deseo o intención que genera la idea mental de “no querer pensar” o de “querer evitar los pensamientos” y, por este camino no saldremos de la “dualidad sujeto-objeto”.

Así es que, si cuando nos colocamos en la posición para realizar “mokusō” e iniciamos el acto, adoptamos la actitud de “querer rechazar” todo lo que nos ha acontecido hasta el momento del “mokusō” y “desear” adoptar una actitud de receptividad durante el keiko… en realidad nos estaremos alejando de los conceptos de meditación o de Mushin. Sin embargo, esa forma de “mokusō” perseguiría un fin distinto, que también puede tener su misma relevancia de cara la keiko: el del sentido o concepto de la “concentración”.

Recordemos que en occidente también se entiende por “meditaral hecho de reflexionar o concentrarse sobre una situación o sobre algo externo a nosotros con total participación de la mente. Pero este entender la meditación no es el concepto oriental de meditación que nos depara; por meditar, desde el mundo de las AAMM o de las creencias Zen o taoístas, entendemos que “es aprender a ver el mundo sin colapsarlo y aprender a observarse sin colapsarse, llegar a un estado de ausencia de pensamientos o de emociones, sin deseos de que nada suceda o acontezca, un estado de simple atención, donde la mente permanece receptiva a todo su entorno absorta y serena".

¿Cómo se realiza en mokusō?
Esto va según escuelas o estilos, aunque globalmente suele ser muy similar entre ellas con pequeñas matizaciones. Realizar mokusō no es difícil en principio: basta con adoptar una posición adecuada, realizar una respiración natural y proceder a una relajación físico-mental-espiritual.
Posición (立ち: tachi/dachi; 姿勢: shisei; 立禅: ritsuzen).
Salvo impedimento, la mayoría de las escuelas adoptan una posición de las “ritsuzen: sentados o arrodillados” generalmente “正座 seiza” o de rodillas, como sucede en el Karate y en el Nanbudō.
Lo importante es que postura corporal, disposición mental y respiración deben ir combinadas.
Mantener los hombros relajados, los brazos caídos, espalda recta y cabeza erguida con el mentón un poco remetido: como relajación inicial, puede hacerse una inspiración larga mientras se contrae ligeramente todo el cuerpo y sintiéndolo todo uno, para pasar a relajarlo suavemente con una espiración larga y dejar de sentirlo. Con la colocación de las manos hay ciertas controversias: puede verse como unos colocan con las palmas sobre los muslos; otros adoptan la costumbre budista Zen (mano izquierda sobre la derecha); y por ejemplo en Nanbudō,  se coloca el dorso de la mano derecha sobre la palma izquierda. Los dorsos de los pies y pantorrillas quedan en contacto con el suelo y las rodillas separadas dos o tres “puños” entre ellas. El coxis remetido hacia delante, la espalda recta y el mentón ligeramente remetido.
La punta de la lengua debe ser colocada en el paladar para conectar los meridianos Vaso Gobernador y Concepción y además, favorecer la disminución de saliva. Normalmente se cierran los ojos pues se evitan distracciones o posibles estímulos.
Respiración (呼吸 kokyū).
Es la base de la relajación tanto física como mental. Preferiblemente se recomienda que sea  diafragmática pero de manera natural (逃れ nogare), nunca forzada. 
Normalmente, se inhala (吸気 kyūki) lentamente por la nariz, con la masa corporal en estado de relajación, no se necesita ritmo respiratorio para el “mokusō”; la exhalación (呼気 koki) debe ser igualmente natural por la nariz o la boca. Se recomienda procurar que la duración de inhalación y exhalación sean iguales, dejando entre ellas unas pequeñas apneas (無呼吸 mu-kokyū) igualmente naturales.
Se aconseja la inspiración o la toma de aire con la imagen mental de lo positivo y dejar salir lo negativo con la espiración.
Mente (心 shin) y Meditación (静功 seikō) en mokusō.
Mokuso” no es difícil de realizar mentalmente hablando. Basta con relajar el cuerpo en el aspecto físico y… pasar a no hacer absolutamente nada. Dejarnos llevar en un estado de “atención” a todo lo que sucede en nuestro interior (mente) sin realizar ningún intento de intervención para tratar de aquietarla o de eludir los pensamientos: basta con atender lo que cognitivamente nos está sucediendo para que los pensamientos vayan desapareciendo o la mente se vaya calmando. Cuando uno atiende, observa un pensamiento, éste comienza a diluirse hasta desaparecer; cuando ha desaparecido, deja un espacio vacío entre donde estaba él y el siguiente pensamiento en aparecer: ¡atendamos ese espacio vacío!
Conforme van despareciendo pensamientos, mayor es ese espacio vacío: observar o atender este espacio conlleva la desaparición del objeto o pensamiento y, cuando esto sucede entonces estamos a punto de llegar o, de hecho, nos hallamos en el estado conocido como “no-dualidad”.

No hace falta centrarse o concentrarse en lo vivido antes de comenzar el keiko, para desterrarlo de la mente: no-haciendo nada todo va desapareciendo por sí sólo; no es necesario adoptar cierta actitud receptiva cara al comienzo del keiko: no-haciendo nada se consigue ese estado. Este es el “mokusō” que está estrechamente relacionado al concepto de Mushin o de meditación y este es el adecuado para la práctica marcial, porque nos llevará a un estado mental adecuado donde todo lo superfluo (pensamientos o preocupaciones que causan desconcentraciones, ofuscaciones o distracciones) ha sido eliminado, lo que permite un aumento del rendimiento físico, una mayor capacidad de recepción y de comprensión.

Pero cada uno puede practicar “mokusō” con distintos objetivos, a veces por ejemplo, preferimos simplemente aislarnos del mundo externo (fuera del Dojo), liberar la mente de preocupaciones para adecuarla hacia la información a aprender, centrarnos en el entrenamiento a realizar. O utilizar el “mokusō” final para reflexionar e interiorizar sobre lo acontecido durante el keiko y tratar de reforzarlo en la memoria.
Esta idea del “mokusō reflexivo o activo” es idéntica o casi idéntica a la anterior del “mokusō -mushin”, en cambio varía en su intención, esta fórmula es también muy utilizada en los Dojo… pero siendo francos, realizando la segunda forma, la que nos acerca al “Mushin” también nos garantiza estos mismos fines.

Ejemplo práctico mental: normalmente si nos sentamos a observar un objeto, como puede ser un árbol, nuestra mente tiende a concentrarse en él y tendemos a etiquetarlo como tal, a considerar su altura, su verdor, su número de ramas, etc.: le ponemos nombre, catalogamos su especie, pensamos en los años que puede tener y un sinfín de calificaciones más; esto no es mushin. Sin embargo, con una mente vacía o sin pensamientos ni inquietudes, nuestra mente atenderá o se dará cuenta de todo lo que rodea al árbol, todo su entorno incluido él e incluso esa parte de nuestro cuerpo que nos es perceptible en ese campo visual, sin etiquetas o calificaciones… esto es mushin.

Conclusión (結論 ketsuron).
La práctica de la meditación (meisō) no sólo es aconsejable, sino necesaria para una mayor comprensión de los términos descritos. Las distintas formas de realizarla, como por ejemplo lo que se propone desde las escuelas de Vedanta o de Zazen suponen una ayuda inestimable para el estudiante marcial en su camino hacia la idea mushin.

Y es que conseguir avanzar hacia mushin es lo que posibilita hacia el discernimiento entre “keiko y shugyō”, entre lo que es un “entrenamiento” necesario para estar fuerte, para adquirir la energía día tras día para que nos permita el avance por fortalecimiento físico y técnico en el arte marcial y, lo que supone el camino, la actividad o el cultivo, para poder adquirir la sabiduría de la unidad o entendimiento a través del entrenamiento del cuerpo-espíritu.

Puede resultar claro, que no es necesario ser un experto en meditación o en un arte marcial para la realización de una técnica, acción o posición específica. Se trata de dejar a un lado toda “cháchara mental” que nos aleje de la acción a realizar: control y calma en la acción. Mokusō nos aporta beneficios dentro y fuera del Dojo, cuya práctica nos lleva a profundizar en el conocimiento del arte y de la vida.
Pensemos que la meditación (meishō o seikō) es para la mente-espíritu, lo que el entrenamiento (keiko o shugyō) es para el cuerpo-mente. Si perseverar en el entrenamiento severo nos conduce a un perfeccionamiento técnico y uso adecuado de la fuerza física, que llega a aportar una memoria muscular, si lo conjugamos con la práctica meditativa nos enseña a desempeñar esa fuerza interior o mental en forma de instinto condicionado que nos acerca al mushin y a una memoria mental, lo que supone transformar un entrenamiento físico-técnico o keiko en un shugyō o entrenamiento físico-mental.
Al hablar sobre esto casi siempre lo imaginamos con el kumite o combate, pero también es válido para el kata o forma. Kata es una forma de meditación activa o seikō muy avanzada, y tanto el entrenamiento marcial como la meditación interna nos acercan a la meditación activa tan importante en las AAMM. Todo es trabajo y perseverancia, por supuesto… pero también es cierto que todo suma.

Otros términos relacionados o usados como mokusō.
Por distintas circunstancias, en ciertos Dojo o escuelas en lugar de usar el término mokusō, tienen a bien nombrarlo con otros términos como por ejemplo: shikoza / shikosa , seikosa o bien seikōza. Sin embargo, puede resultar que esto suceda por aplicar al mokusō una matización distinta.
SHIKOZA o SHIKOSA (施己座). El primer carácter shi (施) es en japonés un pronombre reflexivo, mientras que en chino adopta el significado de “para actuar; conceder; dar u otorgar”. El segundo kanji, ko (己) en ambos idiomas se entiende como “uno mismo o personal”. Finalmente el tercer kanji, za o sa (座) puede traducirse como “asiento; base; de pie”. Estaríamos ante la misma formalidad que el mokusō, aunque el concepto sería el de “auto reflexionar sentado” o “auto reflexionar de pie”.
SEIKOSA (精己座). Similar al anterior aunque con una connotación más específica y superior, dado que el primer kanji, sei (精) se entiende por espíritu o esencia; los otros dos kanji tienen el mismo sentido que en shikoza. Igualmente su realización práctica es similar al mokusō, pero en este caso su connotación sería la de “reflexionar espiritualmente o en la esencia para centrarse en una acción, trabajo o entrenamiento posterior”.
SEIKŌZA (静功座). Se entiende como el mokusō que habitualmente se realiza en Nanbudo, aquí  sí que hay variaciones visibles en cuanto a modo y forma. Tras el “moto no ichi” de inicio el llamamiento a la meditación se ejerce bajo la voz de ¡seikōza! Una vez en seiza, se realiza el “Nanbudo mitsu no chikara” (南武道三つの力), donde se recogen los “tres principios del Nanbudo”: Fuerza (力だ chikara da), coraje (勇気だyūki da) y convicción (信念だshinnen da).
Quien dirige esta ceremonia, dice en voz alta: ¡chikara da! Y los alumnos responden ¡chikara da! Y lo mismo con yūki da y shinnen da, esto se hace por tres veces, salvo cuando el Maestro Yoshinao Nanbu como dōshu sōke es el maestro de ceremonia, que entonces se hace por cinco veces. Después, finalizada la ejecución, digamos, del mantra… se dedican un momento del mokusō.
La característica es que durante esta ejecución se practican los dos tipos de meditación la externa o activa y la interna. Con el mantra, ejercemos una meditación activa que afectan al practicante en un doble efecto sumatorio: por un lado, las vibraciones internas personales que produce en el practicante se suman a las del resto de compañeros produciendo una carencia de pensamientos o un vacío mental que percibe con los sentidos, para finalmente al terminar el mantra, caer directamente en un estado de vacío o armonía interna que se mantiene hasta la voz de ¡yame! en que se vuelve a la realidad.
Esta fórmula de meditación de seikōza, ha servido en ocasiones como ejemplo del estado que supone el alcanzar la no-dualidad en la meditación. Se habla de fijarse en la respiración, de contar, o de realizar mantra para conseguir un vacío de pensamientos tanto en la meditación interna como externa. Otra forma de conseguir la quietud mental en el planteamiento interno es realizar primero meditación externa o de atención al objeto (un árbol por ejemplo) con los sentidos, principalmente con el de la vista, para una vez conseguida la no-dualidad por este modo, cerrar los ojos y el resto de los sentidos y caer en la meditación interna o de atención al sujeto (al propio interior mental)… bueno, pues por unos instantes esto se consigue con el seikōza.

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