KIDÔHÔ, 気導法

Nanbudo es Dô, Tao. No sólo estamos hablando de Dô como camino o vía, que también tiene su especial significado y es muy a considerar, sino de un término “DÔ” que trasciende a los conceptos taoístas más plenos.
Existen corrientes que mantienen que “DÔ” y “KI” es el mismo concepto o que mantienen una simbiosis en común: incluso denominado como el principio de la “causa” que llega a generar la “unidad” (Taikyoku) generadora a su vez del universo y todo lo creado.

La interacción de los conocidos “Tres Elementos”, que en un perpetuo y circular movimiento, nos conduce a través del Nanbudô, hacia numerosas respuestas capaces de generar el enriquecimiento de la unidad “Cuerpo, Espíritu y Mente” tan necesaria en la formación de la persona, ya sea desde el punto vista marcial o de salud.

Nanbudô es también la Escuela que nos muestra el camino hacia la autorrealización, guiada en un principio y, más autodidacta en un plano avanzado. Porque deja vías para que cada persona desarrolle su propio espíritu de vivencia y de superación. Nanbudô es, por todo esto, el “Camino de Nanbu”… nuestro maestro, el Doshu-soke creador de este Arte Marcial y de Vida.

KIDÔHÔ es el tipo de práctica del Nanbudô que se fundamenta principalmente para satisfacer tres metas a priori:
Búsqueda, mantenimiento y educación de la salud corporal o bienestar físico.
Preparación corporal de cara a una sesión de entrenamiento de Budô o de rutina deportiva…
Y preparación y disposición para una práctica meditativa o de práctica psíquica o de salud mental.

KIDÔHÔ (氣導法, きどうほう, kidouhou) lo entendemos normalmente como “un sistema para controlar la energía vital”; pero podríamos aclarar esto definiendo Kidôhô como “un principio de conducta que dirige, orienta y realiza un control de la energía vital y la fuerza de vida a través del entrenamiento perseverante del cuerpo y la mente como unidad”; veamos el significado individual de sus caracteres:
氣 (QÌ: es un carácter Han que no se usa en el japonés moderno, utilizan気, cuyo significado viene a ser el mismo), KI: desde el concepto filosófico chino (Tao) se entiende como la energía vital o la fuerza de la vida. Tiene otras afecciones como: espíritu, el estado de ánimo; inclinación, voluntad, impulso; sentimiento, sensación; el aire, el gas; olor. Suele ser muy relacionado con la respiración y la oxigenación de la sangre. 
導DÔ: Dirigir, guiar, orientar, encaminar, controlar, realizar un control, conducir…
法HÔ: Método, ley, regla, principio, modelo, sistema, etiqueta, estado de ánimo, y desde el Budismo se entiende como “dharma”. Según el hinduismo y el budismo, Dharma es el principio que ordena el universo, o la conducta de uno de conformidad con este principio. 

Kidôhô se presenta como un principio de los tres, en que está constituido el Nanbudô: el aspecto de la gimnasia donde se basa el trabajo físico, siendo el “Ki Nanbu Taiso” su parte integral, como una serie de ejercicios o movimientos que forman, primordialmente, una obra de dinámica, muy usada a modo de calentamiento. 
Pero Kidôhô va más allá. No sólo es un medio para preparar el cuerpo o beneficiar el organismo. Esto sólo es el cruzar la “puerta de entrada” y encontrarnos en el “hall”. Y en este “vestíbulo”, además del nombrado “Ki Nanbu Taiso” encontramos otras puertas que a su vez dan paso a nuevos “corredores o pasillos” con nuevas puertas a cruzar: “Nanbu tenchi-undo”, “Nanbu keiraku-taiso”, etc.

Kidôhô, en su conjunto de prácticas regenerativas, tonifica las funciones del organismo en vías de conseguir mejores rendimientos, amplía los conocimientos sobre nuestro propio cuerpo y, favorece una mejor forma de respirar y de disponerse o desplazarse por el medio o espacio en que habitamos… el que nos rodea. Mejora estos entrenos el sistema endocrino resultando un sistema ideal de práctica en el “día a día” de nuestra vida. También, los ejercicios referidos y hablando en un plano intelectual, fortalecen la coordinación tanto de movimientos como de pensamientos, ideas o intenciones en relación con las múltiples nuevas situaciones. Ki, recordemos, es además de energía vital o fuerza de vida, la “idea” en primera instancia y la “intención” en segunda: el bunkai o en el resultado… hablamos de “zanshin y de kime”.  

Vemos que Kidôhô está íntimamente relacionado con Budôhô a través de estos ejercicios llamémosles vinculantes en ciertos sentidos, pero no nos olvidemos que a la vez que se prepara el cuerpo, hemos de practicar regularmente la meditación, en especial la meditación activa: Seikozahô nos ayuda a ello. Esto es muy importante. 

Pensemos en la diferencia entre “Keiko y Shugyô”… dicho informalmente, no nos contentemos con el entrenamiento o práctica exclusiva de la Técnica (Gi), debemos tener presente al cuerpo, lo físico, en unidad con la mente o lo intelectual; Gi o la técnica, debe ser entrenada y memorizada desde lo corpóreo, de esto no cabe duda y además de hacerse desde la “perseverancia”… pero ¿de qué sirve todo esto si no se “interioriza” primero, para pasar “comprender” después? 

El trabajo de “desaprender”, de “re-afirmarse” se realiza en un área más espiritual o mental: hablamos de Sei (精): espíritu o esencia; hablamos de Shin (神) del alma como mente, del corazón como centro del sentimiento, de la conciencia… de la fé; nos estamos refiriendo al Ki. En resumen, podríamos decir que hablamos de Shinki (神気) o de los elementos de que se componen todas las cosas (hay quienes lo entienden como una energía sublime, o como una presencia misteriosa) pero no es más que, a mi entender, como la fuerza de la voluntad o la fuerza de las propias emociones. Y todo esto… Shinki… también se entrena. Esto es Shugyô.

人有三宝精气神


Rén yǒu sānbǎo jīng qì shén.

La gente (la persona) tiene tres tesoros:

el espíritu o esencia (精Sei, Jīng),

la energía vital (氣Ki, Qì)

y el espíritu o alma (神Shin Shén).


Todas estas reflexiones deben de ser naturales y servirnos para poder concebir las cosas de una forma diferente; la calidad del Nanbudô es, esencialmente, la formación en profundidad del cuerpo y el espíritu. Nanbudô no es un espacio cerrado, a pesar de que cada precepto se representa por medio del círculo. Pero el círculo también representa un espacio, un vacío, un universo donde se desarrolla todo, donde todo interactúa. Nanbudô es apertura en todos los aspectos, incluso desde sus técnicas más específicas, “tenshin jôdan uke” por ejemplo, nos está dando muestras de esa espacialidad abierta no sólo al “Gi o Waza” sino también al “Kyôsei o Shôwa”.
初心忘れるべからず
Shoshin wasureru bekarazu.
(No te olvidares de la intención original)
No hay que perder de vista los primeros pasos de uno. 

Este método para guiar la energía va dirigido al desarrollo de las capacidades superiores a través de ejercicios que nos permiten trabajar sobre a su vez nuestra propia energía. Somos energía, todas las cosas… al final están compuestas por la energía, estamos rodeados por campos magnéticos de esa energía. Nuestra propia imaginación es la mejor fuente de energía.
Mediante las prácticas o ejercicios de Kidôhô, nos servimos para aprovecharnos de esos campos energéticos física e imaginativamente, para así mejorar todo nuestro organismo y desarrollar nuestras capacidades superiores como si de una medicina alternativa se tratara. Seremos así conscientes de la sensibilidad, el auténtico intercambio con el Universo, o en este espacio más en nuestro entorno, que es la Naturaleza en todo su esplendor y ofrecimiento. Sensibilidad es la capacidad que todos tenemos y por la cual somos capaces de percibir las sensaciones que nos rodean a través de los sentidos. Trabajar los ejercicios nos ayuda a despertar y fortalecer nuestra imaginación que es, el medio que nos lleva hacia esa sensibilidad y por la que captamos la vida.

Pero sensibilidad también supone la capacidad del sentir moral, una propensión natural que albergamos interiormente, mediante la cual somos capaces de emocionarnos ante determinados aspectos como puede ser por ejemplo, la belleza o la estética, o también los aspectos referidos a los sentimientos: amor, compasión, perdón, ternura… 

Vemos como lo Yin y lo Yang, lo interno y lo externo se complementan en todos los aspectos de la vida, de la persona. En el entrenamiento del Kidôhô todo está igualmente relacionado: está bien aprender las secuencias de los distintos movimientos de los Kata energéticos como si de Budôhô se tratara, esto correspondería a los aspectos Yang… pero una vez superada la fase del aprendizaje, esos Kata son y deben ser adaptados por cada cual a sí mismo, bucear en lo Yin: sentir esa sensibilidad en la ejecución de unos movimientos, donde ya además de su “línea de desarrollo” normal, lo que importa es su interiorización y comprensión: hablamos de imaginar, de sentir… de querer sentir, de saber: sensibilidad. Esto es Shugyô.


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